En tiempos de turbulencia, el trinomio unidad, responsabilidad y congruencia constituye el valor fundamental para hacer frente a cualquier crisis, donde se acentúa la importancia de contar con un liderazgo a la altura de los retos, con la capacidad de posicionar con sensibilidad, imparcialidad y eficiencia las decisiones más pertinentes en favor de la población.

En esta tesitura, la suma de esfuerzos de los sectores público, privado y social es una de las mayores herramientas que al tiempo de consolidar las mejores propuestas para todos, nos permite trabajar en la dirección correcta, que promueva las estrategias que México requiere.

Desafortunadamente, en más de una ocasión el titular del Poder Ejecutivo Federal y sus correligionarios han desaprovechado oportunidades para demostrar el compromiso que tienen no solo con 30 millones de ciudadanos, sino ante los más de 120 millones de habitantes del territorio nacional.

No ha sido suficiente, e incluso es preocupante la tendencia que sigue la Administración Pública Federal. La serie de propuestas de carácter económico presentada por el Presidente de la República más allá de promover una salida viable, afectaría la esfera jurídica de los servidores públicos, con medidas arbitrarias e inconstitucionales. Además de representar una parálisis del aparato gubernamental, con la salvedad de los programas y proyectos estratégicos que muchos de ellos no son la prioridad actual.

Es una pena, que siga prevaleciendo la ausencia de un apoyo fiscal para las micro, pequeñas y medianas empresas, o que no se dijera nada del Bono a los trabajadores de la salud, ni del Ingreso Básico Universal y mucho menos de condonar el pago de la luz.

También es deplorable que el grupo parlamentario de Morena y sus aliados en el Senado de la República hayan actuado con tal nivel de cerrazón política, al no dar pauta al planteamiento de propuestas que desde la esfera parlamentaria hicieran frente a los retos económicos y sanitarios, que son la verdadera prioridad.

En cambio, se optó por convertir al Senado en una simple ventanilla de trámite, avalando la Ley de Amnistía que es insuficiente e inaplicable para la contingencia sanitaria, ya que una vez instalada la Comisión respectiva sólo beneficiaría a un escaso sector de la población penitenciaria, pues la mayoría de los delitos enunciados se cometen en el fuero local, no federal.

De igual forma, es importante mencionar que se pudo optar por otras soluciones, como aplicar las medidas de preliberación que establece la Ley Nacional de Ejecución Penal. Y si el verdadero compromiso es paliar los efectos de la sobrepoblación penitenciaria y los abusos a los derechos humanos, es incongruente haber aumentado los delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa.

Así, se omitió la falta de capacidad e insumos médicos, las agresiones contra los trabajadores del sector salud, la pérdida diaria de miles de empleos, la ausencia de un plan para el turismo, la grave caída en los precios del petróleo y la crisis económica que viven miles de familias mexicanas.

Hoy en día, la prioridad de los mexicanos no es un tren, ni tampoco una refinería o cualquier obra faraónica. Lo que se necesita es un gobierno coordinado, promotor de la unidad, responsabilidad y congruencia. Tampoco se trata de buscar culpables, pues no se debe continuar aplazando las medidas para enfrentar la crisis, ni dejar desamparados a los gobiernos locales. Nos encontramos ya en la Fase 3, con la mayor propagación de contagios y hospitalizaciones, es momento de asumir con la visión que se requiere la responsabilidad máxima y hacer un llamado al acuerdo y a la cordura por el bien de todos.

Senador de la República
@manuelanorve

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