El huracán Otis dejó a su paso no solo devastación material, sino también afectaciones significativas en la economía local, especialmente en una región donde el turismo es el motor principal. La denominada industria sin chimeneas históricamente ha sido el impulso económico del estado de Guerrero, reconocido a nivel internacional por este sector, que actualmente está luchando por recuperarse.

No obstante, la falta de apoyo gubernamental amenaza con prolongar la recuperación y afectar a miles de familias que dependen directa o indirectamente de esta industria.

La realidad es evidente, el turismo en Acapulco ha sufrido un gran golpe, pues a pesar de que según datos oficiales de la Secretaría de Turismo local la ocupación hotelera en las vacaciones decembrinas fue del 75%, lo cierto es que este dato solo refiere a las 5 mil habitaciones ya habilitadas de las 19 mil con las que contaba Acapulco.

Además, se mencionaba que la derrama económica fue de 500 millones de pesos, cuando en el mismo periodo del año anterior fue de más de 6 mil millones de pesos. Razón que justifica la apremiante necesidad de rescatar al Puerto de Acapulco.

Justo es señalar que la reconstrucción va más allá de reparar estructuras físicas; más bien implica revitalizar comunidades enteras y restablecer las bases para la subsistencia y prosperidad. Acapulco, conocido por sus playas paradisíacas y su rica cultura, necesita más que promesas. Requiere un plan integral que aborde no solo la infraestructura, sino también las necesidades de las familias afectadas y la reactivación de las actividades económicas esenciales.

Por ello, las y los senadores del Grupo Parlamentario del Partido Revolucionario Institucional presentamos ante la Comisión Permanente del Congreso de la Unión una serie de acciones encaminadas a reevaluar el Plan General de Reconstrucción y Apoyo a la población afectada.

Esto, a través de cuatro rubros que brindarían un apoyo sustancial a las y los guerrerenses, los cuales son: 1) La agilización en la entrega de créditos blandos a empresarios y comerciantes con el objetivo de que Acapulco pueda recuperarse en el menor tiempo posible: 2) la exención del cobro de la Tarifa de Uso de Aeropuerto, a los pasajeros que viajen desde o hacia el Puerto de Acapulco durante su proceso de reconstrucción, con el objetivo de impulsar la actividad turística; 3) la implementación de una Estrategia Integral de Atracción de Turismo, que contemple una exhaustiva campaña de promoción y publicidad, condonaciones, subsidios, exenciones y descuentos en peajes y transporte para que un mayor número de personas visiten Acapulco; y, 4) la inmediata declaratoria de emergencia sanitaria en la región, debido al incremento de casos de dengue, en la que se requiere una efectiva coordinación con las autoridades locales a efecto de que se intensifique las labores de fumigación y limpieza para eliminar la reproducción del mosquito transmisor y la propagación de esta enfermedad.

Es hora de replantear estrategias y redoblar esfuerzos, emprendiendo acciones como las señaladas, pues Acapulco no solo merece, sino que necesita, un plan de reconstrucción que repare tanto los daños, como asiente las bases para un renacimiento económico y social.

La solidaridad nacional y el compromiso gubernamental son cruciales para devolver a Acapulco su esplendor y ofrecer esperanza a quienes llaman hogar a esta hermosa región. Sin duda alguna, es una responsabilidad compartida que exige unidad y determinación para garantizar que esta joya de México recupere su vitalidad y continúe siendo un orgullo para todos.

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