Históricamente, la población de nuestro país se ha integrado por un mayor número de mujeres que de hombres, siendo el caso que, de acuerdo con el último censo del Inegi, en el año 2020 el 51.2% de los 126 millones de personas que habitan el territorio nacional son mujeres.

Sin embargo, la visibilidad del sector femenino no sólo está marcada por su presencia mayoritaria como grupo poblacional, sino también por una deplorable realidad basada en la profunda brecha de desigualdad y violencia de las que son objeto.

Muestra de ello es que en el caso de nuestro país la tendencia agoniza, pues hoy más que nunca las mujeres son materia de innumerables vulneraciones a sus derechos. Es así que, con base en información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, los delitos de feminicidio , trata de personas, violación, acoso sexual y violencia intrafamiliar reportaron incrementos en el último año de entre 2% y 28%. Y peor aún es la problemática si se compara con unos años atrás, pues si se compara las cifras de feminicidio entre el 2015 y 2021, hay un alza de 121.6% en el número de víctimas.

De hecho, es tan grande el impacto que el Estado ha reconocido constitucionalmente el feminicidio dentro del catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva oficiosa, para salvaguardar la seguridad de las mujeres, aunque en lo operativo y preventivo aún hay mucho por hacer.

Aunado a lo anterior, en el ámbito laboral estudios han desenmascarado que en México, por cada 100 pesos que gana un hombre, las mujeres perciben 73, es decir, el promedio de la brecha salarial es de 27%. Estas limitaciones han impactado negativamente a los países; análisis del Banco Mundial han dejado claro que la violencia —de cualquier tipo— merma el desarrollo económico, político y social de los Estados.

Se trata de un sector que en pleno siglo XXI sigue padeciendo de actos perjudiciales e inaceptables, impulsados por criterios excluyentes y discriminatorios.

Es por ello que desde 1975 Naciones Unidas instituyó el Día Internacional de la Mujer , el cual encuentra sus orígenes en las manifestaciones de las mujeres que reclamaban a comienzos del siglo XX el derecho al voto, mejores condiciones de trabajo y la igualdad entre los géneros.

El Día Internacional de la Mujer, es una fecha de ineludible sensibilización, reflexión y reconocimiento con las mujeres, adolescentes y niñas que día a día se enfrentan a una enorme barrera de desafíos en los ámbitos social, político, económico, educativo y cultural.

Si bien es cierto que, durante la última centuria en México se han dado importantes pasos en favor del reconocimiento de los derechos de las mujeres, como lo es el derecho a votar y ser votadas; el principio de igualdad jurídica; la igualdad sustantiva y la paridad de género ; también lo es que aún prevalece un profundo marco de adversidades.

Adversidades que son exteriorizadas por cientos de miles de mujeres que aclaman ser escuchadas por un gobierno ensordecedor que no les ha brindado la atención debida.

En un país en el que siete de cada diez mujeres han sufrido acoso sexual es inconcebible que su voz no sea escuchada y que las respuestas por parte del gobierno federal se estanquen en “otros datos” que niegan la fehaciente realidad.

Hoy, las mujeres de nuestro país requieren de un firme compromiso, tanto de la sociedad en general como del gobierno. Acción, respeto, sensibilidad y empatía en favor del sector femenino son los estandartes que deben mantenerse vigentes e inamovibles no sólo el Día Internacional de la Mujer, sino en la cultura y pensamiento de la población durante todos los días.

Senador. @manuelanorve

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