¿A qué se refieren Clara Brugada y Santiago Taboada cuando aseguran haber entregado resultados en Iztapalapa y Benito Juárez?

Benito Juárez es la segunda alcaldía más pequeña de la capital solo después de Iztacalco. Iztapalapa es la cuarta alcaldía más grande de la ciudad y la de mayor densidad poblacional. Tomar en cuenta estas diferencias territoriales es importante al momento de medir el impacto de las políticas públicas implementadas por Taboada y Brugada.

La bandera de campaña de Taboada es la seguridad en la Benito Juárez. El precandidato asumió el poder en octubre de 2018. Ese año, la alcaldía cerró con 27,795 delitos. En el 2022 la cifra descendió a 16,792. Todo indica que 2023 concluirá con aproximadamente 17,000 delitos. Datos del boletín estadístico de incidencia delictiva en la Ciudad de México (FGJ).

¿Disminuyeron los delitos en la Benito Juárez? Si nos abocamos a las cifras oficiales, la respuesta es sí. ¿Se debe a la gestión de Santiago Taboada? la respuesta no es tan sencilla. No debe dejarse del lado que en la Ciudad de México hay un mando único y, por lo tanto, la seguridad es competencia del ejecutivo capitalino.

La Constitución capitalina da la posibilidad a las alcaldías de establecer modelos de proximidad y esto es algo que Taboada aprovechó. En el caso del feminicidio de Yrma Lydya en el Suntory Del Valle fue precisamente la policía bancaria de la alcaldía la primera en llegar al lugar y la que arrestó al feminicida.

¿Debería celebrarse disminuir los índices delictivos en una de las tres demarcaciones con menor desigualdad en el país? Según el Coneval, de 2010 a 2020 la alcaldía Benito Juárez se ubica en el top 15 de municipios de todo México que presentan menor porcentaje de población en situación de pobreza. Mejorar la situación en un territorio donde la población tiene los mínimos resueltos desde antes de su llegada como alcalde, era lo menos que se esperaba de Taboada.

Clara Brugada no presume seguridad. Eso sería dispararse en el pie. La precandidata de Morena abandera su campaña con la idea romper con la desigualdad social con la experiencia de su programa de utopías.

Cosas de la vida. El mismo estudio del Coneval incluye a Iztapalapa en el top 15 de los municipios de todo México con mayor número de personas en situación de pobreza.

¿Las utopías son una política pública acertada para atajar la desigualdad? La respuesta es sí. ¿Las utopías han disminuido la desigualdad social en Iztapalapa? Aquí la respuesta se complejiza. No hay cifras o datos contundentes que puedan comprobarlo.

Sergio Campos, un productor de podcast oriundo de Iztapalapa (formado en su adolescencia en el FARO de Oriente) narra para esta columna: “Me tocó hacer entrevistas en la primera utopía cuando recién la abrieron. Es un avión y está en una zona que rescataron. Muchos niños y personas iban porque nunca en su vida se habían subido a un avión, porque no sabían cómo era por dentro, porque tenía un simulador de vuelo. Había clases de ajedrez. Si tú pones un avión en una zona donde las personas están acostumbradas a que les digan que no pueden llegar más lejos de donde están, les da la visión de que pueden ir lejos, de que pueden volar. Las utopías son una buena apuesta”.

Las utopías, como dice Sergio, son una buena apuesta. Pero están lejos de ser la solución a los problemas que tiene la Ciudad de México.

Si Taboada y Brugada quieren convencer a la mayoría de los chilangos, el primero tiene que entender que los problemas de la CDMX no se resuelven solamente con policía de proximidad, que se necesitan dos o tres pasos previos, como políticas de desarrollo e inclusión social. Y la segunda debe entender que hay una buena parte de la población que ya ha alcanzado las utopías y requiere tres pasos adelante, como políticas contundentes de seguridad.

@MaiteAzuela

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