Hubo una época larga en la que tanto -con lo que ahora es Ernst&Young y luego en la independencia- fui un viajero frecuente de consultor a Sinaloa, Sonora y Baja California.

Prácticamente una vez por mes iba regularmente una semana, para prestar asesoría entre otros -para darle sabor al caldo- a los negocios de los hermanos Gustavo, Enrique, José y Finita Mazón y sus sucesores en Hermosillo; con los clientes de Martín Gavica en Mazatlán y Culiacán; con los Tapia en Ciudad Obregón y con Gustavo Vildósola Castro en Mexicali y su hijo del mismo nombre y de apellido materno Ramos, por cierto papá de” Tavo” de apellido materno Pérez de Tejada reconocido corredor -como su papá- de motocicletas.

De ellos entendí en la práctica el significado de la palabra emprender que de acuerdo a la Real Academia Española, se define como acometer y empezar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro.

En mayor o menor medida los humanos lo somos; en la vida tenemos objetivos que se nos van presentando desde pequeños ellos y ellas en el noroeste de México, me dieron muestra de lo que es serlo.

Todos los mencionados, siempre, se referían con gran respeto a Enrique Robinson Bours de Bachoco y finalmente un día a través de Cristóbal Mondragón -algún tiempo director general de ese grupo- y de Felizardo Gastelum -socio de la E&Y- se dio la oportunidad de mantener varias reuniones con el ingeniero en su oficina de Ciudad Obregón, con el propósito de diseñar un sistema de costos en el negocio de huevo deshidratado.

Tratarlo en varias ocasiones, fue encontrar a una persona como las mencionadas -algunos de ellos en la Gloria- de trato cordial y sencilla sabiduría, muy de frente como dicen por allá y sin recovecos “a gusto” Que es una expresión muy coloquial y muy certera que usan en el noroeste.

Estudió primero filosofía -era un gran conversador y me comentó que, por consejo de su padre, cursó la carrera de ingeniería industrial en la Universidad del Sur de California. Al terminar sus estudios regresó a Ciudad Obregón y se incorporó al negocio automotriz de su padre.

Sin embargo, tenía una inquietud, que se convirtió primero en hobby y luego en una pasión: la crianza de pichones y luego de pollos que desembocaría en un negocio: la actividad avícola en la que todos conocemos la dimensión que representa la empresa que fundaron él y sus hermanos y que ahora sus sucesores fueron y son, parte importante.

Cuando le conocí le pregunté cómo había empezado su negocio y me narró cómo él y su primera esposa Beatriz Muñoz “Tichi” Acondicionaron la cochera de su casa para recibir mil pollitos que tuvieron que proteger de las inclemencias del tiempo. De los que sobrevivieron, nació la primera granja de que operaría de una forma peculiar: mientras Enrique trabajaba en la concesionaria, su esposa vendía la producción de huevo entre amigos y vecinos y con sus hermanos emprendió Bachoco. Cuando enviudó al tiempo, se casó con Guadalupe Salcedo.

Y aquí es importante recordar que no solamente hoy en día los emprendimientos nacen en un espacio muy reducido y luego con el tiempo se convierten en gigantes, como es el caso de Facebook; el de los Robinson Bours, empezó de huevos.

Con sus tres hermanos Alfonso, Javier y Juan en la brega, su lema fue: trabajar con la mayor eficacia, así se expandió hacia el centro del país, en Celaya; en 1971 empezó a posicionarse también en la venta del pollo. En los noventa creció hacia el sureste; y en 1997 encabezó el reto de la globalización, logrando que Industrias Bachoco se convirtiera en empresa pública en las bolsas de valores de México y Nueva York.

En días recientes que hizo el paseíllo a la Gloria, recordé con gran aprecio el encuentro con él de hace años por la bonhomía, generosidad manifestada a través de diversas obras sociales.

Es importante enfatizar que ser emprendedor es una de las cualidades que se deben promover en todos los países; la familia Robinson Bours y otros empresarios mexicanos han aguantado el paso de los años sin declinar en modernizarse, para ser de utilidad para sus inversionistas, clientes, proveedores, colaboradores y a la sociedad en su conjunto.

Recordando a Don Enrique: ¿Cómo se hace para emprender? Constancia, ingenio, creatividad y trabajo arduo, claro, si me apura una cucharada de suerte, los gobernantes en lugar de fustigarlos, deben promoverlos en bien de México y a las pruebas como las de los mencionados, me remito.

Profesor de asignatura del ITAM, Consultor y Consejero de empresas y miembro por varios años del Consejo Internacional de The Strategic Leadership Forum.

Wu 552300 4668 
 luisracarazopreciado@gmail.com 

Google News

TEMAS RELACIONADOS