No es Por Intrigar, pero... “Aladdín” trae de regreso los cuentos clásicos, de gran formato a nuestra CDMX, tras año y medio de no vivir la emoción de los súper musicales, en los escenarios teatrales.

Una alianza estratégica de Disney y Ocesa devuelven la fantasía con montajes espectaculares.

En 2022 el filme animado de la lámpara maravillosa cumplirá 30 años de divertir a millones de familias alrededor del mundo y en ese marco de celebración es que llega a nuestra tierra azteca.

La puesta en escena es verdaderamente impactante, las coreografías, voces, iluminación, orquesta, actuaciones y hasta los chistes “tropicalizados” son una joya, cuyas piedras preciosas se pulieron a ritmo de nuestra idiosincrasia.

Urgían el glamour de las noches de estreno, las alfombras rojas con sonrisas emocionadas. Ovaciones de pie, tras el número musical de cierre.

Ha habido grandes puestas teatrales, tras la crisis del Covid, pero “Aladdín” ha recolocado las caras de sorpresa en el público teatral.

Y no es que otros eventos de gala post pandémicos fueran de mala calidad, es simplemente que éste fue singular, más relajado, como que con menos miedo que en meses atrás.

Rodney Ingram es el protagonista, un joven de origen mexicano quien ya hizo esta obra en Broadway además de “El fantasma de la ópera”.

Jasmín es Irma Flores, mujer de impactante voz de soprano con éxitos como “Los miserables” en su trayectoria.

Pero es Juampi el que se lleva los redobles de la audiencia, con su inmejorable interpretación de El genio.

La producción cuenta con música del ocho veces ganador del Premio Tony y ocho veces ganador del Oscar, Alan Menken (“La bella y la bestia”, “Newsies” y “La tiendita de los horrores”).

Las letras son del dos veces ganador del Oscar, Howard Ashman (“La bella y la bestia” y “La Sirenita”); del tres veces ganador del Premio Tony y tres veces ganador del Oscar, Tim Rice (“Evita”, “Aida”), y del seis veces nominado al Premio Tony Chad Beguelin (“The wedding singer”), quien también es responsable del libreto.

La dirección y coreografía son del ganador del Premio Tony, Casey Nicholaw (“The book of mormon”).

El vestuario es como otro personaje en escena; diseñado por Gregg Barnes, fue el resultado del trabajo de más de 350 personas.

Los trajes cuentan con 2 mil 39 tejidos y adornos provenientes de Marruecos, Turquía, India, Uzbekistán, China, Tahití, Japón, Guatemala, México, Francia, Italia, Inglaterra y Alemania.

Hay 337 piezas de vestuario en el espectáculo, todas con 134 diseños individuales. 161 zapatos hechos a la medida.

Durante cada función, se realizan más de 100 cambios de vestuario, que tienen lugar en menos de un minuto, y más de 50 cambios de vestuario, en menos de 30 segundos.

Son más de 8 mil 644 cristales de Swarovski en cada uno de los trajes del número final.

En las casi dos horas y media se observa desde una deslumbrante pirotecnia hasta una alfombra mágica voladora.

“Aladdín” presenta 84 actos de ilusionismo en escena. Cuenta con más de 111 luces móviles y 173 convencionales empleadas durante todo el espectáculo. En total son 38 toneladas de producción entre escenarios voladores, iluminación y efectos automatizados suspendidos. Se necesitan 80 personas de staff en cada presentación.

Esto incluye actores, equipo de escena, músicos, aparadores, estilistas y artistas de maquillaje.

Y si a todos estos valores de producción le agregamos el amor, entrega y profesionalismo de nuestros teatreros mexicanos, incluidos en esta puesta, no cabe duda que “Aladdín” será la sorpresa taquillera del cierre de 2021.

Para sellar con broche de oro, algunas notitas cortas, que aderezan el domingo.

Carmen Muñoz no quiso renovar contrato de exclusividad con Televisión Azteca, por la falta de pericia de los ejecutivos a cargo de talento, en el Ajusco. No sólo le ofrecieron el mismo sueldo por otros cinco años, sino que además tuvieron el mal tino de dejar sobre el escritorio y a su vista los contratos millonarios de “otros” con menos trayectoria y empatía popular.

Mientras peras o manzanas, Carmen ya tiene ofertas para debutar en la competencia, en enero… así que habrá sorpresas.

Daniel Arenas se convirtió en el dolor de cabeza de la producción de “SOS, me estoy enamorando”.

Llegaba tarde, no quería trabajar jornadas completas, constantemente se iba de viaje (sin avisar) y se llegó a aventar el tiro de no grabar escenas que no le gustaban.

Corren apuestas, porque es un hecho que de todos modos lo volverán a contratar.

Pregunta de la semana pasada:

¿Nombre de la cantante y actriz, quien rechazó la posibilidad de volver a México, para antagonizar una telenovela, porque no puede abandonar EU?

Respuesta de la semana pasada: Ninel Conde.

Pregunta de la semana:

¿Nombre del actor, productor y director mexicano, quien podría regresar el teatro mexicano, con una producción original, en 2022?

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