A 20 días de iniciadas las hostilidades en Israel entre ese país y la organización político-militar Hamás, las secuelas de muerte y destrucción no se han detenido. Según diversas estimaciones, el número de muertos podría llegar ya a 5 mil entre ambos bandos. A diferencia de otras guerras en las que se enfrentan militares de ambos bandos que caen ante la fuerza de destrucción del enemigo, en este caso las víctimas de esta guerra son mayoritariamente civiles.

La capacidad de destrucción de las dos partes es asimétrica. A partir del día dos y, en lo sucesivo – mientras continúen los operativos militares – el mayor número de bajas será de civiles palestinos; mismo es el caso de la destrucción de viviendas e infraestructura. No es, ni remotamente, una guerra entre iguales, si a la capacidad de destrucción nos remitimos.

Los gobiernos de derecha de Israel, en particular el gobierno de Netanyahu, le han vendido a la población la idea de que la seguridad de Israel frente a sus potenciales enemigos estaba asegurada. Los eventos del 7 de octubre hablan de lo contrario. Quedó claro en este episodio que Israel no es invulnerable frente a las acciones militares de las organizaciones radicales palestinas

Propios y ajenos quedaron sorprendidos con un ataque mayúsculo de Hamás sobre Israel sin que su servicio de inteligencia, uno de los más sofisticados del mundo, hubiera anticipado dicho ataque. ¿Cómo fue posible que a pesar del cerco en el que tiene Israel a la Franja de Gaza desde 2007, los palestinos hayan logrado introducir el armamento y el equipo necesarios y organizar sigilosamente el golpe del 7 de octubre burlando a todas las fuerzas de seguridad de Israel?

Israel puede ser muy superior en capacidad militar, económica, en educación y en capacidad de organización. Sin embargo, lo que hemos visto es que el talento para organizar y perpetrar atrocidades no es exclusivo de nadie. Basta la motivación, la voluntad y el desarrollo de ciertas habilidades para que, aunque sea momentáneamente, se empareje la cancha.

Producto de las decisiones de sus gobiernos y de las reacciones de la otra parte, el actual gobierno de Israel llega así a una encrucijada que puede poner en serios aprietos al Estado de Israel y a la comunidad judía esparcidas por todo el planeta.

Según la información disponible, el cerebro del golpe del 7 de octubre es un palestino, de Gaza, cuya familia - esposa, hijo de ocho años e hija de tres meses - murieron en los bombardeos de Israel en Gaza en 2014. La destrucción de familias inocentes y de su exiguo patrimonio es el mejor detonante del surgimiento de nuevos guerrilleros cargados de odio y rencor dispuestos a dedicar su vida a la venganza y a lo que significa para ellos hacer justicia. Tristemente las principales víctimas de las acciones militares de Hamas no son sus combatientes, sino la población civil que no tiene manera de protegerse o trasladarse a un lugar seguro.

La mayor parte de los Estados que condenaron los ataques de Hamas y se solidarizaron con Israel, ahora están cuestionando la repuesta desproporcionada de Israel y su terrible impacto sobre civiles que nunca han empuñado un fusil. No solo por los ataques a la población, sino por el cerco para evitar la llegada de alimentos, energía y medicinas a Gaza, lo que en un corto tiempo provocará enfermedades y muertes de la población palestina en forma exponencial.

En términos militares la invasión terrestre de poco serviría para encontrar a los responsables o para rescatar a los rehenes. Tampoco servirá para destruir a Hamás. Adicionalmente las tensiones han aumentado en forma exponencial en Cisjordania donde al menos 40 palestinos han muerto en enfrentamientos con fuerzas de seguridad de Israel. Los cercos, el control y la vigilancia se han intensificado. Los intercambios de fuego con Hezbollah en el norte son ya cotidianos. Entre más intensos sean los ataques a Gaza, más numerosas las reacciones en los otros frentes.

La comunidad judía ha sido víctima de algunos de los peores episodios de lesa humanidad en contra de poblaciones no beligerantes. El episodio del 7 de octubre es el ataque más cruento que ha recibido la población de Israel en su territorio. Con todo ello, de seguir con la actual política, el gobierno logrará que el pueblo de Israel pase de víctima a victimario, lo que tendría consecuencias para toda la comunidad judía, dentro y fuera de Israel.

Mientras valores como seguridad, victoria, orgullo nacional, venganza y odio dominen las decisiones de ambos lados, la salida de la situación actual será trágica, larga y dolorosa para las dos partes. Si en medio de la crisis los moderados logran hace prevalecer valores como estabilidad, certidumbre y espíritu humanitario, la salida será compleja, larga y difícil, pero podría encaminar hacia una verdadera solución.

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