La aparición del presidente López Obrador en la cumbre del cambio climático convocada por el presidente Joe Biden el pasado 22 de abril, puso en evidencia las distancias infranqueables entre los dos presidentes. Para Biden la reducción de las emisiones de CO2 y el tránsito hacia las energías limpias son prioridad. Las decisiones de López Obrador van en la dirección opuesta: multimillonarias e infructuosas inversiones en fuentes tradicionales de energía - vía PEMEX - e innumerables obstáculos para transitar hacia las energías limpias.

Pero las diferencias no se acotan al sector energético. En el documento sobre los lineamientos estratégicos de seguridad nacional publicado en marzo pasado (Interim National Security Strategic Guidances 2021), apunta hacia una serie de valores y principios que orientarán la estrategia de seguridad nacional del actual gobierno, cuyas propuestas difícilmente podrían conciliar con las posiciones del jefe del ejecutivo mexicano.

Con una visión integral de la seguridad nacional, que incluye a la seguridad económica, el documento hace explícita referencia a la urgente necesidad de reducir las emisiones de carbono y transitar hacia las energías limpias. Pero también habla de los riesgos que plantea la emergencia de regímenes de corte autoritario que utilizan la desinformación y promueven las divisiones al interior de sus sociedades. El documento menciona explícitamente que revertir esta tendencia resulta esencial para la seguridad nacional de Estados Unidos.

También habla el documento de la necesidad de restaurar la separación de poderes y la independencia del poder judicial. Nada más lejano de la orientación del ejecutivo mexicano, que buscar cooptar, neutralizar y/o controlar a todas las instituciones del Estado y a cualquier actor que pueda significar un contrapeso al ejecutivo.

En materia de seguridad pública el documento enfatiza la necesidad de concertar esfuerzos entre la federación y los poderes estatales, locales y tribales, así como con el sector privado y las contrapartes internacionales. En México la seguridad pública esta centralizada y militarizada y la cooperación internacional en la materia es prácticamente inexistente.

Especial mención merece la necesidad de robustecer el Estado de Derecho y de fortalecer las instituciones de seguridad e inteligencia de los Estados Unidos, los mecanismos internacionales de cooperación y compartición de información. Desde la perspectiva del ejecutivo mexicano, el Estado de Derecho debe estar subordinado a las necesidades políticas de la 4T y el desmantelamiento de instituciones ha sido una constante de su gobierno.

El presidente López Obrador ha reiterado en sus mañaneras la necesidad de atacar el tema de la migración desde sus orígenes y de su propuesta al presidente Biden de invertir 4 mil millones de dólares en Centroamérica en programas como sembrando vida y sembrando futuro.

El presidente Biden ha comisionado a la vicepresidenta Kamala Harris tratar este tema. La vicepresidenta acaba de anunciar que habrá 310 millones de dólares en ayuda humanitaria para Guatemala, El Salvador y Honduras. Los fondos se destinarán a mitigar los daños provocados por la persistente sequía, a la escasez de alimentos y a contrarrestar los efectos de la pandemia. En ningún momento se hace mención a los programas de México, a las múltiples sugerencias de López Obrador o a que esto pueda constituir un programa conjunto con México.

Un esquema ideal de cooperación bilateral requiere de convergencia en los liderazgos, coincidencias en prioridades y objetivos, mecanismos de cooperación robustos en los que prevalezca la confianza y un plan de trabajo que contenga prioridades, objetivos, estrategias y líneas de acción. Estamos ayunos de los cuatro componentes.

Para el presidente López Obrador y sus adeptos el mundo se define y gobierna desde las mañaneras. O Biden y su gente no ven las mañaneras o el mundo se mueve en otra dirección, con otros criterios y por otros actores. El elenco y las propuestas de las mañaneras no aparecen en la pantalla grande. Sin embargo, esto no exime a México de las consecuencias de este desfase con la potencia mundial de quien depende para subsistir. No hay ni puede haber buenas noticias para México en esta obra.

lherrera@coppan.com

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