El monero Alarcón tiene un cartón maravilloso: un promovente de la revocación de mandato, dibujado a su particular estilo, dice: “No queremos que se vaya, pero queremos que nos pregunten si queremos que se vaya, para decir que queremos que no se vaya”.

“Mentiroso sin memoria, pierde el hilo de la historia”

Así de surreal es la revocación de mandato que promueve el oficialismo en una estrategia bizarra que, según sus cálculos, fortalece la popularidad de un presidente ya de por sí extremadamente popular.

Lejos de que la revocación no sirva de nada, pues el presidente continuará en el cargo en cualquier escenario previsto, el ejercicio abre un debate urgente sobre las leyes electorales y lo restrictivo de las mismas en materia de expresión durante los procesos de votación .

El gobierno y sus principales actores culpan al INE de censura , al grado de que parece ya muy evidente que lo que realmente buscan es la desaparición del organismo, o de sus consejeros, para imponer uno más afín al populismo del presidente López Obrador. Deberían decirlo así.

Sin embargo, esa “censura” fue, justamente, impuesta por las derrotas de la izquierda mexicana en las votaciones de 2006 y de 2012. Fueron ellos quienes acusaron a los gobiernos de Fox y de Calderón de intervenir en las elecciones mediante declaraciones públicas, fueron ellos los que legislaron por restringir la compra de espacios en radio y televisión, los que impusieron las vedas electorales con las reglas que tienen hoy, los que pugnaron por el bozal y por silenciar los dichos de funcionarios, por apagar las porras o los más mínimos dichos a favor o en contra de los candidatos o de las propuestas sujetas a consultas populares.

Hoy, los borrachos se han vuelto cantineros y aunque muchas veces parecen, más bien, cantineros borrachos, se vuelcan contra las reformas que ellos mismos elaboraron.

Todos parecen violar la ley, el país esta lleno de espectaculares que evocan el amor al líder. Se han documentado presiones a empresas para que “donen” esos anuncios y entonces no tengan problema en algún escenario probable de fiscalización, incluso el presidente de Morena, Mario Delgado , abiertamente invita a la población a violentar la ley y mostrar públicamente el apoyo a López Obrador .

Desesperados, bajo el liderazgo del diputado Sergio Gutierrez Luna , hace unas semanas cambiaron algunas leyes a mitad del juego y, como el sello de la casa, lo hicieron sin estudios, sin análisis y al calor de las vísceras.

Con todo, creo que tienen razón. Si desde el presidente hasta la jefa de gobierno y los gobernadores, senadores y diputados violan la ley porque no pueden aguantar la mordaza que ellos mismos fabricaron, tal vez es momento de hacerlo bien y remover todas las restricciones.

Solo que quitar esas restricciones aplica también para todos, ojalá que después no vuelvan a alegar “guerras sucias” o “marcajes personales”. Si quieren abrir la arena, ¡enhorabuena para la discusión pública sin cortapisas!

Pero si pierden, ¿se repetirá la historia?

DE COLOFÓN.

- El diputado del PT, Alberto Anaya Gutiérrez , tiene larga historia de apoyar, y beneficiarse, de gobiernos autoritarios como el de Corea del Norte, Nicaragua y Venezuela.

No debería sorprender que encabece un grupo de amistad “México-Rusia” en plena guerra.

Y todavía faltan 921 días para que termine el sexenio.

@LuisCardenasMX