“La locura de alguien es la realidad de otro”

Tim Burton.

Las inseguridades en la personalidad pueden llegar a ser algo muy peligroso, sentirse disminuido frente a lo desconocido hace que algunas personas se preparen, estudien, se esfuercen y se superen… Aunque otros, simplemente, caen en la paranoia y se vuelven presas de sus complejos.

López Obrador ha demostrado ser como los últimos, si fuera un líder de oposición esos complejos resultarían, tal vez, en un gran contrapeso para el poder, en una especie de revisión exhaustiva frente a todas las decisiones, pero como mandatario, máxime uno tan poderoso como él, sus inseguridades terminan por condenar al futuro del país, por condenarnos a todos, al vaivén de su ignorancia, al ritmo de su hubris.

El presidente decapita todo lo que no entiende, condena que los arquitectos cobren por su conocimiento cuando “cualquiera” puede construir una casa, reprocha los años de estudio de los ingenieros porque, según él, el pueblo sabio hace mejores caminos, considera que la economía no es algo complejo y que los médicos no deberían de cobrar lo que cobran por sus especialidades. El presidente aborrece la técnica, aborrece la ciencia y aborrece el conocimiento comprobable, lo suyo es más bien lo lírico, lo improvisado, lo visceral.

Hace unos días, López rabió de nuevo. Le molestó la resolución de la Suprema Corte de Justicia que avaló salarios altos, más altos que los de él, para ciertos funcionarios de la Comisión Federal de Competencia Económica y sin empacho reconoció su ignorancia frente al trabajo de la institución, de hecho, dijo desconocer hasta el mismo nombre de la Cofece y por lo tanto no la consideró esencial.

Por eso es que no sorprende la iniciativa que ayer se hace pública, firmada por Ricardo Monreal, en dónde se propone desaparecer no sólo a la Cofece, que tanto acompleja al presidente, sino también, y de un plumazo, al IFT y a la CRE para transformarlo todo en un cursi Instituto Nacional de Mercados y Competencia para el Bienestar.

Tampoco sorprendió mucho que en la iniciativa se proponga la desaparición del exámen de conocimientos generales para “evitar la formación endogámica”, “incorporar visiones externas” y, esto es un galardón para los acomplejados, ¡evitar un sesgo a favor de una formación exclusiva tecnocrática!

La CRE, la Cofece y el IFT son, precisamente, órganos diseñados para ser manejados por técnicos en la materia, expertos que han dedicado sus años de formación a entender los abstrusos del mercado, las telecomunicaciones o la energía, pero ahora, si eso se vuelve ley, importará más el perfil político que los conocimientos.

Tip para las nuevas generaciones: ya no estudies, no pierdas el tiempo, dedica tu vida a la grilla y podrás terminar de comisionado en regulación de energía aunque no sepas cómo funciona un foco.

Vamos, que si el presidente arrastró materias en la escuela por varios años y llegó hasta dónde está, ¿porqué deberíamos exigirle más a unos simples peones que serán un bonito florero de levantadedos?

Sí, a veces este régimen me recuerda tanto al rey chiquito.

DE COLOFÓN

Hay un pequeño detalle, si desaparece el IFT quizá también desaparece el TMEC, que obliga a los países a tener un organismo realmente independiente que regule a uno de los sectores más importantes del globo.

@LuisCardenasMX

Google News

TEMAS RELACIONADOS