Aunque la mayor parte de los medios tradicionales de comunicación, radio y tv, optaron únicamente por consignar la nota del domingo sobre un grupo de pasajeros que insulta a López Obrador cuando baja de un vuelo comercial procedente de Guadalajara y, en su libertad editorial , no transmitir de lleno y sin censura la mentada: “¡que chingue a su madre, el Peje!, ¡qué chingue a su madre, el Peje!”, la realidad es que internet ya hizo lo suyo.

“La tuya”.

Cualquiera con Google puede ver y escuchar, en la plataforma que le plazca, a ciudadanos claramente antipáticos de la 4T desahogar su pecho, bodega de resquemor, contra el presidente. Francamente, tienen razón.

Aunque, legalmente ese señor que tiene el privilegio de bajar antes, no esperar nada para recoger su maleta y ser trasladado desde la pista del aeropuerto hasta el Palacio Nacional , como si fuese un vuelo privado, es su presidente, en los hechos parece que el desprecio es mutuo.

Ajá, es que para López Obrador esos que le gritaron, esas personas clasemedieras, de ingresos medianos, que se pueden dar el lujo de más de un par de zapatos y, avaros, que aspiran a más de lo que tienen, son, así los ha calificado el mismo presidente, “los otros”, “la punta de la pirámide”, “los fifís”.

Para el presidente todo mexicano que gane más de unos 12 mil o 15 mil pesos mensuales es eso, “un fifí”, “un privilegiado”, casi casi “un conservador”. El dinero, en la estrecha ideología de nuestro mandatario, casi siempre es malhabido y la codicia un pecado mortal.

El presidente gobierna, nada más, para el pueblo bueno y sabio, tan sabio que más bien parece ignorante carcomido por su miseria, el presidente lucra con la pobreza de los millones de mexicanos en el proyecto de país chiquito que habita en su mente y quiere imponer.

Claramente, los pasajeros del “¡que chingue a su madre, el Peje!”, no son su mercado electoral.

Quizá, alguno de ellos incluso votó por López Obrador en 2018, quizá fue un ingenuo que se tragó el anzuelo de Poncho Romo y Tatiana Clouthier que lo dotaban de un halo de credibilidad. Quizá sí, quizá no… ¿importa ya?

A todos los presidentes les han mentado la madre, a unos más que otros, de vez en cuando aparece uno como el nuestro, con todo su aire de autócrata y con su fetiche de héroe patrio, uno que se siente invencible, que se siente un ave de plumaje impoluto… Hasta que cae.

La codicia es pecado. La vanidad también.

DE COLOFÓN

Biden habla de energía verde, industria de semiconductores, investigación, ciencia.

AMLO mendiga que revivamos el programa “bracero”... ¿Ya ve cómo sí piensa en un país chiquito?

@LuisCardenasMX

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