“Cree a aquellos que buscan la verdad, duda de los que la han encontrado”

André Gide.

Siempre será mucho más fácil echar la vista atrás, resaltar los errores del pasado y vociferar con trazos, con unos rayones de párvulo, por un utópico futuro que se antoja tan lejano como el pasado contra el que se tronó. Es un remedio casi infalible para volver ostra el presente.

La Cuarta adora el pasado a niveles casi enfermos, el presente no le importa más allá de las cátedras de historia que ya generan sopor hasta en los hongos, justamente, el último libro de su líder, la Economía Moral del presidente López Obrador, contiene referencias al pasado de principio a fin y prácticamente nada sobre una propuesta al modelo neoliberal que se pretende enterrar.

López Obrador desnuda su pequeñez y su raquítica comprensión del globo en su libro, de no ser porque hablamos de la visión del presidente de México, el texto sería irrisorio, simpaticón, máxime con las puntadas de la Conquista y el Hernán Cortés usurpador, dignos chistes de un buen standupero... Desgraciadamente, el asunto se vuelve preocupante cuando nos damos cuenta de que el líder de una de las economías más poderosas del planeta ve a su patria con la simplicidad de una ranchería.

Para el autor, por ejemplo, el modelo neoliberal, ampliamente documentado por diversos expertos a nivel internacional, se llama también “modelo neoporfirista” y responde más a la avaricia y la baja moral de los “malos” que no siguieron los principios revolucionarios del México de principios del siglo XX que a los factores globales que realmente lo generaron.

Parece que poco le importan al presidente el crack del 29, la crisis mundial ideológica después de la Primera Guerra con vertientes que marcaron algunas de las páginas más negras en la humanidad, como el crecimiento del fascismo en Europa, el capitalismo como alternativa a los regímenes autoritarios del comunismo, el fracaso estrepitoso de la URSS, la caída del muro... Parece que poco le importa al presidente cualquier otro elemento que no derive de su concepción maniquea del mundo, un mundo tan pequeñito que se reduce tan solo a su patria, a su particular visión de la patria, y menosprecia, sobaja y minimiza la importancia del resto.

Hoy, la Cuarta podrá dedicar su poder entero, inédito en la historia contemporánea del país, a impartir malas clases de historia y a dorarle la píldora a su grey con un futuro tan promisorio como fantasioso, empero, quizá deberían tomar un momento para darse cuenta de que su inmensa fuerza puede mermar en instantes en estos tiempos tan convulsos.

Los ejemplos del mundo sobran, hoy existen un Chile y una Colombia convulsos con todo y crecimientos económicos, un Brasil que, cual péndulo, se movió de pronto a la extrema derecha, una Bolivia dividida que no cree ya en el santo Evo y una lección en todo: los caudillos eran cosa del pasado.

Bien lo apunta Moisés Naim en su El fin del poder, hoy el poder fácilmente puede obtenerse y más fácil aún perderse.

DE COLOFÓN.-

¡Misión cumplida!, estamos en recesión técnica… la maroma será digna de un acróbata chino, ¿cómo le hace uno para distribuir la riqueza en negativos?

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