“Un obstinado no tiene opiniones,
las opiniones lo tienen a él”

Corre una versión entre gente muy cercana al Presidente en torno a la obstinación que llevó a la República a darle asilo a Evo Morales.

Ciertamente, el espíritu socialista de López Obrador provocó un guiño natural a la causa del autócrata boliviano, una simpatía por “salvarle la vida” rescatándolo del “golpe de Estado”, aunque hay quien considera que lo de Bolivia se trató, más bien, de una rebelión ciudadana frente al fraude que cometió nuestro hoy huésped distinguido, cosa que es harto diferente de un golpe militar.

Sin embargo, sus precipitadas decisiones y los pésimos cálculos de costo político están a punto de pasarle una seria factura a la presente administración.

Después de un octubre y principios de noviembre marcados por el luto, pasando por las tragedias de Aguililla, Culiacán y los LeBarón que, por cierto, son sumadas a las tragedias de todos los días en materia de violencia e inseguridad en el país, la popularidad del Presidente ha comenzado a caer de forma preocupante en lo que ya parece una tendencia estadística.

El impulso del Presidente por querer vender ante la opinión pública nacional una imagen de empatía frente a la “víctima” Evo Morales, lejos de generarle simpatías ha polarizado en extremo a la sociedad y coloca a sus seguidores más moderados al borde de un precipicio hacia el radicalismo que pocos quieren asumir.

Desde hace unos meses, no cayó nada bien en la opinión pública la postura pazguata y timorata que adoptó el país frente a la crisis en Venezuela, salvo para las más radicales huestes del presidente, el espaldarazo de la cuatroté al dictador Nicolás Maduro preocupó a muchos sectores que vieron en el tema un riesgo de que los extremismos se empoderasen.

Hoy el riesgo se vuelve una realidad, si hace meses la tragedia de violencia no estallaba con la fuerza del presente ni la economía pintaba tan mal y había aún la esperanza de que el gobierno conservase sus contrapesos, hoy, dada la instrucción presidencial de otorgar asilo a Morales, muchas de las voces y cuadros de Morena se han volcado a imitarlo para lisonjear la decisión, pintando una caricatura ridícula para todos aquellos que están fuera de la grey lopezobradorista y más apegados a la cruda realidad nacional.

Desde los vítores al convertir a Morales en huésped de honor de la CDMX mientras un violento asalto terminaba a balazos en el Tec de Monterrey de Santa Fe, hasta la reunión de legisladores con Evo para ofrecerle una cooperacha mensual de los legisladores garantizándole, de menos, unos 150 mil pesos mensuales para sus gastos, adicionales a la manutención y seguridad que ya pagará el erario, parece que nadie en el gobierno está leyendo bien la caída en popularidad.

Hay muchos más problemas que Evo pero el gobierno ha encontrado a su perfecta caja china, lo que aún no repara es que su interior está cargado de explosivos.

De Colofón

Entre todos los proyectos de infraestructura que han sufrido recortes severos habría que poner más atención a un tema clave: ¿qué pasó con la remodelación del Puerto de Veracruz?

@LuisCardenasMX

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