Nuestro gobierno es experto en ahuyentar inversiones . Parece obtener algún extraño placer cuando lo logra. Un micro-orgasmo de dominio, una sensación de imponer su pujanza sobre el capital corrupto , aunque no existan pruebas de su corrupción, un vigor que lo hace verse al espejo como invencible.

“De todos es errar, sólo
del necio perseverar en el
error” 
Cicerón. 

 

Esa expertise ha derivado en una precisión milimétrica para darnos balazos en el pie, pensamos que el rico es malo y la generación de riqueza una cosa como de ritual del diablo, el resultado: pocos quieren invertir en México pese a las grandes oportunidades que el país podría generar.

Frente a la pandemia podríamos ser una muy buena opción por nuestra cercanía y tratados con los Estados Unidos , pero más bien nos asemejamos a un lugar de incertidumbre y preocupación, los dueños del dinero prefieren ampliar sus horizontes en países como Colombia o Chile que en México, por desgracia somos, cada día más, una opción de gran riesgo.

En un trasnochado chauvinismo, por ejemplo, nuestro presidente se pelea, bravucón, contra los inversionistas españoles que ahora mira, resucitados, en empresas energéticas con fondos inversión multinacionales pero que para él no son más que los nuevos heraldos con la intención de someternos y volvernos colonia.

Su estrategia no es tan descabellada, el hombre es un artista de la polémica y el resquemor, sus millones de seguidores lo vitorean por su coraje frente a Goliat, no saben, ni sabrán nunca, que esas alabanzas se convertirán en un aumento de su miseria. Viven mal hoy y vivirán aún mucho peor mañana, pero el micro-orgasmo de poder no se los quitará nadie.

Preocupa que López Obrador es más afín a Evo Morales , a Nicolás Maduro o al régimen de Fidel Castro de lo que pudiera ser con sus principales socios comerciales como Biden y Trudeau . Nuestro presidente ha logrado formar una imagen de dictador en potencia para gran parte de la comunidad de los grandes capitales en el globo.

Si la 4T fuera menos estridente y más empática podría convertirse en la cabeza de un gran cambio histórico para México, llevando a este país a un punto sin parangón en la generación de riqueza y en su distribución para el pueblo.

Pero no, la 4T visualiza al poder como un gran papá que reparte dinero a los hijos que no pueden valerse por sí mismos, prefiere regalar cachitos de pescado podrido en lugar de enseñar a pescar, prefiere pobres dependientes que ciudadanos ambiciosos que generan bienestar.

Ajá, el capitalismo salvaje es un crimen que el mundo paga con creces, la corrupción desmedida merece el más severo castigo.

Pero peor, aún peor, resulta el remedio que propone México: Exprópiese la riqueza.

DE COLOFÓN

Tenemos un polemista y nos urge un estadista.

@LuisCardenasMX

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