Éramos muchos y parió la abuela.
El Chino…
No es racismo, no empiecen, así le dicen a ese wey.

Habrá un momento, y será muy pronto, en que el presidente López tendrá que responder o callar como momia ante su irresponsabilidad, ante su soberbia, ante su desdén frente a la tragedia que le fue anunciada con tiempo de sobra y de la que prefirió mirar de soslayo.

No es momento de dividir, no es momento de salir en fotografías con grupos criminales ni tampoco es momento de que la autoridad nos genere vergüenzas cuando nos urgen señales de confianza para todos. No es momento de grillas. No hoy.

Afrontemos la realidad, estamos en la antesala de una pesadilla como jamás imaginamos en la historia contemporánea, estamos frente a la mayor crisis del mundo desde, tal vez, la Segunda Guerra Mundial. Esto no es juego, es un reto mayúsculo de vida o de muerte.

En las próximas semanas seremos testigos de un crecimiento exponencial en el número de contagios y muertes en el planeta por COVID-19, hasta hoy no hay ningún tratamiento ni vacuna que funcione, simplemente no existen y, cuando al fin lo podamos descubrir, tardaremos varios meses en poderlo tener a disposición de todos.

De acuerdo a las cifras estimativas del Dr. Fauci, encargado del tema en los Estados Unidos, el pico de muertes, solamente en aquel país, podría tener un piso de 100 mil y un techo de 200 mil.

Poniendo esos números en contexto podríamos compararlos con los muertos que ha generado la guerra contra el narco desde hace 10 años en nuestro país. Son cifras de guerra.

El enemigo es invisible y nos obliga a frenar la economía del globo con costos brutales para todos: habrá más millones en bancarrota que millones de personas muertas, pero también es cierto que después de la tragedia vendrá un rebote para las naciones más preparadas, crecerán y saldrán avante apoyadas e impulsadas por sus gobiernos y sus sociedades… Me temo que México no se contará entre ellas.

Después de esto, tendremos que repensarnos como nación y enfrentar el desastre que dejará a su paso el infierno que viene: más pobreza, mucho más criminalidad, un sistema de salud famélico y, lo peor, un país que seguirá profundamente dividido. Se vienen tiempos muy oscuros, llenos de tentaciones autoritarias que habremos de afrontar, juntos, todos los que valoramos la libertad como el bien más preciado de nuestra joven democracia.

Hoy, tenemos que estar más unidos que nunca, por desgracia el trabajo del gobierno es y será insuficiente y, en muchos casos, errático y hasta ruín. Sí, en gran parte estaremos solos como sociedad, como ciudadanos frente a la tragedia.

Nuestros sistemas de salud se desbordarán en cuestión de tiempo, podemos atenuar el desastre: vamos a tratar de quedarnos en casa. ¡Cuidémonos todos!

Depende de nosotros. Ya después, habrá que ajustar cuentas por las vías de la ley y la democracia.

DE COLOFÓN

¿Cuántos casos se han registrado por neumonía atípica?, ¿cuántos por tuberculosis?... Si el gobierno le anda jugando al vivo es probable que el costo sea de muchos muertos.

@LuisCardenasMX

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