En febrero 19 de este segundo año de pandemia sale a subasta el que quizás sea el último Bugatti “escondido” de antes de la Segunda Guerra Mundial. Se trata de Dulcie, apodado así por la placa de registro británica DUL 357 con la que fue entregado a su primer propietario en 1937, Sir Robert Ropner (1893-1962), tercer baronet de Preston Hall, miembro de una familia constructora de buques. Ordena su auto en Londres con el representante autorizado Jack Barclay, que permanece en el número 18 de Berkeley Square como distribuidor de autos Bentley y Rolls Royce.

Ropner recibe a Dulcie, Bugatti Tipo 57 S (“S” por surbaissé, que significa en español: bajado) de cuatro plazas, Grand Routier de 3.3 litros, convirtiéndolo en el auto más rápido de su tiempo. La fábrica le asigna el chasis número 57503, uno de los tres super-ligeros especiales fabricados para la temporada 1936 de grandes premios que conquistó su Grand Prix con otra carrocería: Bugatti Tipo 57 G Tank.

El chasis fue enviado a Corsica Coachworks en Inglaterra, carrocera para autos hechos a la medida, con no más de veinte empleados, sin diseñador de planta realizaba el proyecto de la carrocería de acuerdo a las especificaciones y caprichos del fabricante, en este caso Bugatti. También trabajaba para Daimler, Rolls Royce, Alfa Romeo, Bentley, Frazer Nash, Wolseley y otras firmas que enviaban sus chasis con motor para que Charles Henry Stammers (1884-1945), dueño y fundador de Corsica (el nombre le viene por estar en la calle del mismo nombre en Islington al norte de Londres), cubriera tales máquinas con sus finas carrocerías. Comenzó a trabajar en 1920 y cerró al inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Dulcie: El último Bugatti
Dulcie: El último Bugatti

Dulcie, después de unos años con Ropner pasó a manos de Rodney Clarcke (1915-1979), dueño del equipo de carreras British Connaught Grand Prix; cambiando nuevamente de propietario en 1969 al ingeniero neozelandés Bill Turnbull, entusiasta y enamorado de todo lo que es Bugatti, en Staffordshire, Inglaterra, quien los últimos 51 años en efecto “escondió” a Dulcie, prácticamente desde que finalizó la restauración bajo sus normas, hasta su deceso en 2020, año en que sus herederos contactan a Bonhams en Londres, para consignarlo en la subasta llamada Leyendas del camino (Legends of the Road), sin reserva y con estimados de 5 a 7 millones de libras esterlinas.

Shelton Gilbertson, Director de Bonhams Motor Cars del Reino Unido comenta que este extraordinario ejemplar es uno de los autos más deseados y valiosos de la pre-guerra, la mayoría de los Bugatti Tipo 57 S están en museos o en colecciones selectas; que aparezca en el mercado abierto por primera vez desde 1969 uno de tan soberbio linaje, va a ser algo tremendo. Sin lugar a dudas, pudiera ser el último Bugatti escondido.

Dulcie: El último Bugatti
Dulcie: El último Bugatti

La historia de Bugatti es interesante y quizá estuviese predestinado a proyectar y construir objetos hermosos. El dicho afirma que: “De casta le viene al galgo”, Ettore Arco Isidoro Bugatti (1881-1947) nació en Milán en el seno de una familia de artistas; su padre Carlo Bugatti (1856-1940), fabricante importante de muebles y de joyas estilo Art Nouveau; su hermano más joven, Rembrandt Bugatti (1884-1916), conocido escultor por sus bronces de animales salvajes; el abuelo paterno Giovanni Luigi Bugatti (1823- ¿?), arquitecto y también escultor. Ettore funda la fábrica de automóviles que llevara su nombre: Bugatti, en la ciudad alemana de Molsheim, Alsacia (Alsacia y Lorena volvieron a pertenecer a Francia después del Tratado de Versalles de 1919), sus autos fueron reconocidos mundialmente por su belleza y velocidad. Se produjeron menos de 8000 vehículos antes de sufrir problemas financieros. El postrero de sus modelos salió en los años cincuenta.

Dulcie: El último Bugatti
Dulcie: El último Bugatti

El fundador muere sin sucesores en 1947. Jean Bugatti (1909-1939), diseñador responsable del Tipo 57 Tank fallece a temprana edad en una colisión de tránsito al perder el control de su motorizado, estrellándose contra un árbol y atropellando a un ciclista que salió de la nada. Este auto recién acababa de triunfar en las 24 horas de Le Mans. En 1963 el negocio fue vendido por las refacciones de avión que producía. Será en 1987 cuando un empresario italiano adquiera la marca, que revive con una producción limitada de autos deportivos. La planta se establece en Módena (Emilia-Romagna, Italia), capital de los mega-coches, donde se fabrican los legendarios Ferrari, Maserati, Lamborghini y en una época De Tomaso (Pantera GT5-S). En 1998 fue absorbida por Grupo Volkswagen que compró los derechos, regresando la fábrica a su lugar de origen en Molsheim.

Dulcie: El último Bugatti
Dulcie: El último Bugatti

Por su parte RM Sotheby’s, la rama de esta firma que maneja las ventas de autos en su subasta del 22 de enero (día en que se publica esta columna), con asistencia restringida en Arizona, pone a remate otro Bugatti, 1937 Tipo 57 SC (super-cargado: S de surbaissé y C de compresor) Tourer, también con carrocería de Corsica Coachworks, chasis número 57512, originalmente ordenado por el que llegó a ser presidente de la Rolls Royce y amigo personal de Jean Bugatti, Maurice Fox-Pitt Lubbock (1900-1957) para pasar décadas después a la colección de automóviles del General de la Fuerza Aérea Americana William Lyon (1923-2020) y después al Juez de la Corte de Circuito John North. Este auto ha participado en el Concurso de Elegancia de Pebble Beach en Monterey, California. Tras su restauración de 2003, trae estimados de $4’750,000 a 6’500,000 de dólares. Apasionante será conocer los resultados en subasta de los dos Bugatti.

Dulcie: El último Bugatti
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