Las historias se acumulan día a día hasta sumar millones. Enfermos de cáncer que no acceden a su vital quimioterapia, pacientes que buscaron una segunda oportunidad después de un trasplante, pero cuya esperanza de vida se evapora por falta de insumos, adultos y niñas sin respuesta ante esa necesaria cirugía. Un calvario a la vista de todos: minimizado por las autoridades responsables, politizado por los más oportunistas, agudizado por las secuelas de Covid-19.

La radiografía del desastre suma más de 24 millones de recetas no surtidas durante 2021 en las principales instituciones que conforman el Sistema Nacional de Salud. Se dice fácil, pero detrás de cada receta hay una historia de desesperación y vulneración de derechos.

La cifra es mucho mayor a la registrada el año pasado según el Colectivo Cero Desabasto, grupo impulsado por Nosotrxs y conformado por más de 81 organizaciones y grupos de pacientes. Desde su nacimiento, el objetivo de este colectivo ha sido lograr el acceso efectivo al derecho a la salud enfocado al abasto de medicamentos e insumos médicos. El presidente de la República ha llegado a reconocer la existencia del problema. Sin embargo, más allá de las declaraciones y las buenas intenciones, a la fecha los responsables han fallado y los mecanismos de vigilancia y control han sido solo testimoniales.

Las causas del desabasto son conocidas y documentadas. Frente al diagnóstico de la corrupción por el robo de medicamentos, sobreprecios, opacidad en compras y un modelo ineficiente de adquisición y distribución se propuso una ruta que resultó mucho peor. En el informe la Radiografía del Desabasto: informe de transparencia en Salud 2017-2021 se documenta la tragedia: actualmente 31 millones de personas en México no tienen garantizado el acceso a la salud. Con la pandemia y las modificaciones en el subsistema de salud que sustituyeron al Seguro Popular por el Insabi, las ineficiencias, pero sobre todo las desigualdades se incrementaron. La reducción en el número de medicamentos adquiridos por el gobierno ha disminuido a tal grado que en 2021 se compraron 67 millones de piezas menos que en 2020.

Cuando una familia no puede obtener los medicamentos recetados en los servicios públicos, se ve orillada a adquirirlos en farmacias privadas, a utilizar remedios que no se ajustan al tratamiento recetado o, en el peor de los casos, a buscar soluciones en el mercado negro. Para estas personas que no cuentan con seguros de gastos médicos o con la posibilidad de atenderse en instituciones privadas, el gasto de bolsillo se incrementó en más del 40 por ciento (más de tres mil pesos) en los últimos dos años.

Como lo indica el Colectivo Cero Desabasto, garantizar el abasto implica una acción coordinada que incluya planeación, financiamiento, adquisición, almacenamiento, distribución, disponibilidad y farmacovigilancia, es decir, todos los eslabones de la cadena para que tanto los medicamentos como las vacunas y los insumos lleguen de manera gratuita y expedita a los que más lo necesitan.

Para que el ciclo funcione es indispensable cumplir con estándares de transparencia y vigilancia social.

Mientras esto no ocurra, seguirán apilándose las quejas por no surtimiento, las denuncias ante las instituciones de control y los amparos de quienes exigen por la vía jurídica lo que el Estado no cumple. México seguirá siendo el averno de las desigualdades.

Coordinadora de la Red por la Rendición de Cuentas.
@louloumorales

Google News

TEMAS RELACIONADOS