El destilado generado por la coalición opositora al lopezobradorismo —inspirada por activistas empresariales — ya disolvió lo que quedaba de la raíz histórica de cada uno de los tres componentes del PRIAN y que supuestamente los hacía portadores de proyectos opuestos.

La mezcla de elementos originalmente incompatibles aparece hoy como un compuesto estable. Se le supone muy superior a la mera suma de sus partes porque busca acabar con una innecesaria desunión de las derechas, dar “la madre de todas las batallas” al lopezobradorismo y poner fin al “peligro para México ”.

El futuro de la gran coalición va a depender, entre otras cosas, de las curules que logre ganar hoy en el congreso federal, de su capacidad para mantener su cohesión, de los recursos que pueda extraer de aquellos estados donde logre ganar gobernaturas y de cuan útil pueda seguir siendo a las fuerzas económicas que apoyaron su creación. En un ensayo previo de unión en 2018 los supuestos contrarios signaron un “Pacto por México” (PM), el sostén del PM fue la presidencia de la República y la existencia de un enemigo común: Andrés Manuel López Obrador . Ese enemigo fue diagnosticado entonces como un problema superable con el paso del tiempo y los efectos de cinco grandes acuerdos: sociedad de derechos y libertades; crecimiento económico , empleo y competitividad; seguridad y justicia ; transparencia, rendición de cuentas y combate a la corrupción ; y gobernabilidad democrática. Sin embargo, el proyecto se truncó y el enemigo común se fortaleció hasta ganar la presidencia. En este segundo intento el PRIAN tiene un objetivo más modesto, apenas aspira a detener el avance del viejo enemigo común.

En la orilla opuesta opera el inevitable desgaste del ejercicio del poder del lopezobradorismo, la pandemia y la caída del PIB , la persistencia del crimen organizado más las evidentes limitaciones de Morena, el partido de AMLO: Morena no ha estado a la altura del esfuerzo que implica modificar pacíficamente un régimen de origen autoritario y que llegó a ser el más longevo y fuerte de América Latina. Todo ello, más la resistencia de muy fuertes intereses creados ha erosionado algo el apoyo ciudadano al proyecto del gobierno, pero, y según las encuestas, AMLO podría mantener el respaldo necesario para frustrar el proyecto del PRIAN.

La unificación e intensidad de la oposición, ha llevado a Morena a entablar relaciones con malas compañías. Tomemos la última encuesta de El Financiero (2/06/21) como indicador de lo que puede llegar ser el resultado de este domingo 6. En la Cámara de Diputados, el PRIAN pudiera acumular el 44% del voto. Por sí mismo el partido del Presidente supera y con mucho a cada uno de los componentes del PRIAN pero no al conjunto, de ahí y según esa encuesta, la necesidad de Morena de contar con los pocos pero muy decisivos aportes del PT (4%) y del PVEM (3%) para alcanzar el 46% de la votación.

Sin embargo, y para lograr que en el Congreso se apruebe la legislación que necesita, AMLO debe tener no sólo la mayoría relativa sino una mayor: la calificada, (66%). De ahí que Morena requiera de cada uno de los pocos votos que le den sus dos aliados y quizá algunos más. Es por eso qué hoy al PVEM , acepta a una organización política que nada tiene de izquierda o ecologista y cuya historia es de escándalo por oportunista y corrupta .

El PVEM ha sido ya rémora tanto del PRI como del PAN y ahora busca serlo de Morena y no por otra razón que ser fiel a su principio implícito “con el ganador hasta que pierda”. Y, por su parte, Morena, como cada uno de los componentes del PRIAN, podría apelar al realismo político y argumentar que “el fin [pudiera] justifica[r] los medios”.

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