El México que describe el presidente a dos años de gobierno está muy alejado de la realidad. Existen otros datos que preocupan y ponen en evidencia un posicionamiento plagado de mentiras y, lo que es peor, la incapacidad de entender con objetividad su entorno y la situación del país.

López Obrador

presume un sistema de salud de primer nivel cuando lo que tenemos es un caos. La pandemia ha puesto en evidencia las carencias del mismo, ciertamente algunas son responsabilidad de gobiernos anteriores, pero la gran mayoría derivadas de la incompetencia y la falta de estrategia de las actuales autoridades sanitarias, de un secretario del ramo ausente y de la soberbia del subsecretario López-Gatell.

Somos, según el reporte de Bloomberg, el peor país en el manejo de esta crisis y el primer lugar en porcentaje de letalidad por Covid. El 80% de muertes causadas por el virus han sucedido en hospitales públicos. Incluso el presidente de la OMS apenas destacó el mal manejo en México y pidió al gobierno tomarse en serio el tema. A pesar de ello, AMLO se empeña en afirmar que se han logrado reducir los contagios.

Sobre la educación, el presidente presume que no ha habido una sola discrepancia con el magisterio y para él esa, por sí misma, es medida de éxito. Hoy tenemos a millones de niños sin acceso a internet y a herramientas y dispositivos que les permitan aprender en línea. El programa que se impulsó desde la SEP es deficiente al menos en cobertura, en enero no habrá regreso a clases, se perderá un ciclo escolar completo y los más afectados con esta decisión son los más vulnerables.

El presidente presume también que 70% de los hogares reciben algún apoyo del gobierno en la modalidad más neoliberal que ha privilegiado de transferencias directas. Sin embargo, no reconoce que esta estrategia no ha funcionado más que para engordar sus programas sociales que no buscan combatir la pobreza sino comprar voluntades, pues tan sólo este año tenemos un 10% más de pobres extremos y un incremento similar en la pobreza laboral. Asimismo, el ejecutivo federal omite mencionar la pérdida de más de un millón de empleos formales y millones de informales, lo cual, junto con la reducción de otros ingresos y la falta de oportunidades, está en vías de generar la desaparición de la clase media.

La desconfianza que Andrés Manuel ha generado en el sector privado, así como el trato hostil a la clase empresarial, ha provocado la salida de más de 4 mil millones de dólares que buscan certeza jurídica y condiciones favorables para invertir. La recaudación es la más baja de los últimos por lo menos 5 gobiernos y el decrecimiento económico el mayor que se conozca en décadas, con 6 trimestres de contracción.

Pero la distancia de AMLO no es sólo para quienes considera privilegiados, también abandonó a los más vulnerables, a las mujeres, a los niños y niñas, en particular a aquellos enfermos de cáncer, a las madres trabajadoras, a las personas con discapacidad, a las víctimas y quienes han perdido todo en las inundaciones. No sólo canceló apoyos y programas enfocados a atender a estos grupos por privilegiar políticas fallidas y financiar caprichos faraónicos, además los ha dejado de escuchar.

En resumen, el país de las maravillas que describe Andrés Manuel y la narrativa triunfalista llena de cifras alegres, no coincide con la preocupante realidad que estamos enfrentando en todos los aspectos. La aprobación que mantiene en las encuestas refleja más el éxito de su estrategia de comunicación, aunque esté plagada de mentiras (fake news), que el éxito de su gobierno.

Consultora y directora de LIMA Diversidad e Inclusión
@lialimon

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