La marcha del 8 de marzo y el paro del 9 del 2020 fueron sin duda, las más grandes expresiones que haya habido en México del feminismo en los últimos años. Sin embargo, esta lucha va mucho más allá en tiempo y espacio. Circunscribirla a una afrenta de la oposición contra su mandato, como lo hace López Obrador para descalificarla, es verse demasiado en el espejo y no entender nada sobre un movimiento que durante siglos ha luchado por la igualdad, por los derechos de las mujeres y por romper el pacto patriarcal.

“En la humanidad la superioridad no la tiene el sexo que engendra sino el que mata” decía Simone de Beauvoir y explicaba que “el patriarcado se estableció definitivamente cuando los varones escribieron los Códigos: leyes y libros sagrados elevan a verdad universal la inferioridad de la mujer y el carácter natural y necesario de su opresión”, es decir, la historia siempre favoreció a quien la escribió, un relato escrito por varones replicando una y otra vez un patrón que convierte a la mujer en “objeto de cambio como esclava doméstica o receptáculo de semillas”.

Eso es lo que hay que explicarle al presidente cuando pregunta ¿qué es el pacto?, porque justo como primer mandatario juega un papel crucial en la historia que se escriba de estos años y sosteniendo la candidatura de Salgado Macedonio y defendiéndolo a toda costa, pese a acusaciones contundentes de violación, deja muy clara la historia que quiere escribir.

La supuesta reposición del proceso de selección de candidato es sólo una cortina de humo para calmar las aguas rumbo a la conmemoración del Día Internacional de la Mujer. Las cartas ya están tiradas y el espaldarazo dado. Andrés Manuel apoya a su compadre y el presidente de Morena también y pareciera que no piensan dar marcha atrás. Este respiro que se han tomado con la reposición del proceso no es para bajar a Félix Salgado sino para intentar aminorar los costos políticos de sostenerlo. De hecho, el plazo para sustituirlo ya venció y la única manera de hacerlo sería con su renuncia a la candidatura.

Es cierto que existe el principio de presunción de inocencia, pero en un país donde el 99% de los actos de violencia, violación y abuso contra mujeres quedan impunes y donde ya existen declaraciones del ex fiscal de Guerrero reconociendo que se vio obligado a archivar las denuncias por instrucciones del gobernador a pesar de tener avances sólidos en las investigaciones, es decir, a preservar el pacto patriarcal por encima de los derechos de las víctimas, las consideraciones debieran ser otras.

Lo que el presidente no ha querido entender es que el movimiento feminista irá hacia más y no hacia menos. Hoy contamos con algo que antes no existía: mecanismos y herramientas de información que nos permiten estar conectadas y unidas, alzar la voz, comunicarnos, hacernos escuchar y hacer visibles aquellos eventos de violencia, injusticia y opresión. Lucharemos en contra de todo aquello que pretenda seguir limitando nuestros derechos y sostener un esquema de dominación que hoy ya es insostenible.

No es un movimiento contra el gobierno sino contra todo aquello y todos aquellos que contribuyan a perpetuar el pacto. Basta con analizar expresiones recientes del movimiento como el “Me too” o el “Equal pay for equal job” para entender la dimensión y el alcance que empieza a cobrar el feminismo a nivel mundial. Un poco de cultura no le vendría mal al presidente para dejar de ver nuestra lucha como una afrenta… y él es muy terco, pero nosotras incansables.

Consultora y directora de LIMA Diversidad e Inclusión
@lialimon

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