Ayer despertamos con la lamentable noticia de que la doctora María Elizabeth Montaño, una mujer trans, había sido encontrada muerta después de 10 días de desaparecida. Su foto había circulado por las redes sociales señalando que se trataba de una mujer de 47 años. El documento oficial de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México dice en las señas particulares: identidad mujer, condición, transexual. Seguramente se abrirá como línea de investigación el crimen de odio y habrá que estar atentos a las investigaciones ministeriales y a los datos que se vayan aportando para esclarecerlo.

Así como el 8 de marzo no ha sido suficiente para hablar de los derechos de las mujeres y se ha dedicado el mes completo; un día de junio es insuficiente para revisar los avances y las demandas de la población LGBT+. Muchas de esas demandas han sido canalizadas a través del Conapred, organismo que en estos días ha estado en el ojo del huracán. Conapred se ha encargado, desde su creación, de visibilizar a este sector de la población y de acompañar la lucha continua y constante por la igualdad y la no discriminación.

Este mes, en condiciones normales, cerraría con la marcha del orgullo lésbico gay que ha llenado, por décadas, las calles de muchas ciudades del mundo y de México. Ya hay una convocatoria para que, de manera virtual, se inunden las redes con su colorido y existan cauces para hacer que se escuchen y resuenen las demandas de justicia y no discriminación en tiempos de pandemia.

El panorama real de la discriminación hacia las personas LGBT+ ha quedado reflejado en las Encuestas Nacionales sobre Discriminación (ENADIS) que se vienen realizando desde 2005 y que se pueden consultar en línea. La encuesta de 2019 por primera vez midió valores y actitudes frente a la discriminación y permitió observar que hay avances importantes porque “las nuevas generaciones se muestran más abiertas a la diversidad y a los cambios sociales y culturales”. “Las niñas y los niños se muestran particularmente abiertos a convivir con grupos históricamente discriminados.”

Respecto de la homosexualidad, desde la Encuesta del 2010, se incluyó la pregunta de ¿estaría dispuesto a permitir que en su casa vivieran personas homosexuales? Las respuestas se separaron por edad, escolaridad, nivel socioeconómico y regiones del país. En Guanajuato y Querétaro el “no” fue superior al “sí”. También fue claro que, a mayor escolaridad, mayor aceptación. Un porcentaje alto, entre el 64 y 79 por ciento, contestó que estaba por el respeto a la orientación sexual; entre un 9 y un 16 estaba porque cambiaran su orientación e incluso de un 7 a un 15 que la ocultaran.

En la Encuesta del 2017, se hizo una pregunta para medir el rechazo a ciertas personas como huéspedes en tu vivienda. El 36.4 rechazó a personas trans y el 32.2 a gays o lesbianas. Una de las conclusiones de la encuesta, que tuvo como aliados institucionales a Conapred, CNDH, UNAM; Conacyt e Inegi, es que la ENADIS no solo fue un diagnóstico, sino un llamado a la acción y que las instituciones del Estado deben ser las primeras en eliminar sus prácticas discriminatorias. En esto ha estado enfocado Conapred. Muchas organizaciones de la sociedad civil también trabajan todos los días este tema, pero es, sin duda, una tarea fundamental del Estado. Ahí está, muy claro, el mandato constitucional. Conapred ha sido presidido por personas capaces y comprometidas. He sido testigo de cómo han entregado parte de su vida, sabiendo de antemano que lo hecho nunca será suficiente. Discriminar es negar derechos, incluso el derecho a la vida. La doctora María Elizabeth Montaño es la última víctima conocida de la homofobia. El “ni una más” vuelve a resonar fuerte. Es un deseo. Continuemos trabajando para que sea realidad.



Catedrática de la UNAM. @leticia_bonifaz

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