Hace unos días, Bryan LeBarón , vocero de una familia en pleno luto e indignación, publicó una carta para explicar los siguientes pasos en su búsqueda de justicia después del horrendo asesinato de tres mujeres y seis niños de los suyos en Sonora . LeBaron anunciaba esencialmente dos cosas: la postergación de la caravana que la familia planeaba organizar rumbo a la capital de Estados Unidos y la petición de que el gobierno estadounidense considere la designación formal de los como organizaciones terroristas . “Muchos (funcionarios de Estados Unidos) han tomado una posición valiente en sus esfuerzos por reconocer oficialmente a los cárteles mexicanos como los grupos terroristas que realmente son”, escribe LeBaron. “Apoyamos firmemente esta iniciativa”. Después, LeBaron identifica a las organizaciones criminales mexicanas como “el mayor riesgo de seguridad para el gobierno estadounidense” y dice que el objetivo de los cárteles es “obtener suficiente poder político para crear un ‘Narco Estado ’”. La carta concluye de manera contundente. La familia LeBaron , anuncia, que no se detendrá hasta que los gobiernos a ambos lados de la frontera “tracen una línea firme” frente al crimen organizado.

La carta de LeBaron ya era en sí misma un documento de profunda importancia. El fin de semana, sin embargo, la familia decidió dar un paso que podría tener repercusiones profundas en la relación bilateral y en la elección presidencial del año que viene: formalizar la solicitud, mediante una petición a la Casa Blanca , de una respuesta del presidente Donald Trump sobre la posibilidad de reconocer a los cárteles como terroristas. El texto de la petición de la familia LeBaron es de una contundencia imposible de ignorar “Los cárteles mexicanos controlan el flujo de grandes cantidades de opioides, heroína, metanfetaminas, cocaína y el fatal fentanilo que inundan el mercado de Estados Unidos ”, se lee en la petición. “Operan redes de tráfico humano, secuestran y extorsionan con casi completa impunidad”. Los LeBaron prosiguen, acusando a los cárteles de buscar poder político. Y comparten una cifra impresionante: cada año se cometen en México 35% más asesinato que el total de todas las muertes que provocan grupos designados oficialmente como terroristas en el mundo. “¡Son terroristas y es hora de reconocerlo!”, concluyen. A la iniciativa le acompaña un sitio de Internet: http://endmexicoterrorists.com/ ; “acabemos con los terroristas mexicanos”

Lo primero que hay que entender es que la iniciativa de los LeBaron no surge de la nada. La idea de designar a los cárteles mexicano como terroristas ha rondado los pasillos del poder en Estados Unidos desde hace años. En el 2011, Michael McCaul, congresista conservador de Texas y un duro de la agenda migratoria, propuso la designación terrorista de seis grupos del narcotráfico, incluidos el Cártel de Sinaloa, los Zetas y la Familia Michoacana . A últimas fechas, la idea ha ganado nuevo ímpetu. A principios de este año, dos congresistas republicanos enviaron una carta al Secretario de Estado Mike Pompeo sugiriendo la adopción de la medida. En la carta, los legisladores Chip Roy y Mark Green también identifican, como lo hace ahora LeBaron, a los cárteles de la droga como una amenaza creciente para la seguridad estadounidense. “Estos grupos ven la soberana frontera estadounidense como un mero inconveniente”, escriben a manera de advertencia.

Pero el asunto vas más allá del Congreso . Semanas después de la carta a Pompeo , Donald Trump otorgó una entrevista al medio de noticias (más propaganda que noticias, pero esa es otra historia) Breibart. En la conversación, Trump dijo estar considerando “seriamente” la designación que habían propuesto Roy y Green. Y las complicaciones no terminan ahí. Hace unos días pregunté al candidato demócrata Pete Buttigieg, cuyo perfil sigue creciendo en el proceso de primarias en Estados Unidos, si contemplaría designar a los cárteles como terroristas. Para mi sorpresa –evidentemente no es una posición común entre los demócratas– Buttigieg me respondió que la opción debe estar en la mesa porque los cárteles se han dedicado al terror en México.

La petición formal de la familia LeBaron debe recolectar cien mil firmas en dos meses para obligar a la Casa Blanca a responder. Dado que Trump y varios republicanos ya han manifestado su intención de apoyar una moción incluso antes de la barbarie perpetrada contra las mujeres y los niños en Sonora hace unas semanas, es de esperarse que Trump respalde de alguna manera a los LeBaron, que son ciudadanos estadounidenses. Si Trump da el paso de designar como terroristas a algunos cárteles mexicanos, el gobierno de Estados Unidos podrá adoptar una serie de facultades que complicarán la relación bilateral, entre ellas varias medidas notablemente punitivas a personas sospechosas de asociación con los cárteles. La maquinaria de deportación de Trump también podría verse beneficiada por el nombramiento. Y, por supuesto, la decisión colocaría el tema en el centro mismo del escenario político rumbo a la elección del 2020. Trump lo aprovechará para avanzar la narrativa de la frontera como amenaza. Las consecuencias pueden ser varias y graves, pero algo hay que tener muy claro: nada hay que reclamarle a los LeBaron. El gobierno mexicano les ha fallado desde hace muchos años y lo que ocurrió en Sonora, como lo que ocurre en muchas partes de México, es terrorismo puro.

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