Un foro organizado por EL UNIVERSAL con Santiago Nieto, titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, permitió que varios colaboradores en el periódico escucháramos al funcionario en corto. Al final del evento, mi conclusión principal es que la procuración de justicia en México se vería fortalecida si tuviese a Santiago Nieto a la cabeza.

Santiago Nieto está entrenado para seguir el dinero; sabe que es indispensable desarticular estructuras económicas si el objetivo es frenar el crimen. Esta idea, para él, es válida para casi todos los delitos, no solo aquellos que tradicionalmente se conocen como delitos financieros.

El grueso de los delitos más violentos y los que generan los mayores costos sociales se cometen con el fin de generar rentas. La producción, distribución y venta de droga, el tráfico de personas, la tala ilegal de recursos maderables, la industria del secuestro, casi todo lo que podemos imaginar como trascendente en materia de crimen, se lleva a cabo por empresas que buscan réditos económicos. Aún delitos que parecen estar exentos de una motivación monetaria, como el homicidio o las desapariciones, forman parte de las decisiones estratégicas de organizaciones dedicadas a hacer dinero. Por ejemplo, la violencia letal es, principalmente, un medio de intimidación o de eliminación de adversarios. De alguna forma, pueden verse como delitos derivados. Por ello, la prioridad es seguir la ruta del dinero.

Dada la realidad anterior, las destrezas que posee Santiago Nieto son indispensables para frenar la espiral de violencia en el país. Este funcionario federal tiene la experiencia de rastrear flujos de capital y analizar la conexión entre personas operando estos flujos; tiene también un entrenamiento destinado a identificar cuáles eslabones de las organizaciones hay que atacar para derribar la entidad entera. El objetivo principal, él entiende, no es atacar o aprehender individuos; el objetivo es alterar los procesos organizacionales para que nadie pueda operar la organización. Las estructuras económicas son lo principal, los individuos son relativamente secundarios.

La persecución penal mexicana se caracteriza por haber entablado la estrategia contraria a la que postula Nieto. Nuestros ministerios públicos se dedican a investigar personas soslayando la importancia de las estructuras. En esta visión equivocada, el esfuerzo es aprehender a individuos físicamente. A veces se enfocan en peces gordos, como los grandes capos o los “más buscados”. Otras, se conforman con atrapar a peces pequeños, como la mujer que funge como cocinera en una casa donde esconden a una víctima de secuestro. En ambos casos, la estrategia de pesca yerra, porque uno y otro pez son reemplazables en esta pecera.

Sabe Santiago Nieto, además, que para que una investigación de patrones y estructuras criminales prospere, es indispensable que la investigación sea sustancialmente proactiva. No es posible esperar una denuncia tradicional para actuar, porque la denuncia puede nunca ocurrir o porque puede llegar demasiado tarde. Bajo esta idea, es posible que los investigadores se anticipen al delito en un sin fin de casos.

La visión de Santiago Nieto representa un giro de ciento ochenta grados en el estilo de hacer investigación criminal en México. Esta visión tiene que ser ponderada por todos aquellos que quisieran ver pronto algún logro medible.

Investigadora en justicia penal. @LaydaNegrete

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