No es novedad que la 4T le está quedando a deber a las mujeres. Esta administración ha afectado políticas públicas de igualdad e inclusión con su austeridad republicana, “ahorrando” recursos que hasta hace un par de años se usaban para su implementación a través de programas en escuelas, de apoyo a mujeres viudas, estancias infantiles, protección de derechos de los menores… No es que los anteriores gobiernos fueran feministas, tampoco, sino que este se caracteriza por haber desaparecido y destruido antes de tener sustitutos eficaces. La mala gobernanza, le dicen. Lo vemos en salud y en educación, por nombrar algunos rubros. Lo presumible en este sexenio se reduce a una cáscara que envuelve ya no la simulación sino el repulsivo fin de extender y conservar el poder.

México se colocó bien en ser uno de los países más avanzados en cerrar la brecha de género en la administración pública. Sin embargo, para este año no ha habido progreso alguno. Así lo señaló el Global Gender Gap Report 2021 del Foro Económico Mundial (WEF). De hecho en el rubro Political Empowerment, México cayó 4 lugares a la posición 18. Esto porque la proporción de mujeres en el Congreso y en secretarías de Estado se mantuvo en 48,2% y 42,1% respectivamente, desde 2019. Más que estancados estamos frente al avance internacional entonces.

Hace un par de días, el IMCO (Instituto Mexicano para la Competitividad) publicó el informe “Mujeres en el Gobierno Federal, más allá de la foto”, que nos permite romper la cáscara. Los esfuerzos de cuotas están cumplidos en parte, y la paridad salarial no se ha alcanzado. Las mujeres en el gobierno de AMLO ganan 26% menos que sus pares hombres, y eso que ellas tienen mayor nivel de escolaridad. El 43% de las servidoras públicas tiene licenciatura, en contraste con el 35% de los servidores públicos, y las mujeres solo ocupan el 33% de los puestos de mando. Aunque 9 de las 19 secretarías de Estado están encabezadas por mujeres, en general en estas dependencias las mujeres

ganan 10% menos que los hombres en los puestos de mando medio y superior.

El estudio del IMCO analiza más de 290 instituciones del Gobierno federal, con énfasis en el puesto y nivel de ingresos de más de 168 mil personas que trabajan en las secretarías de Estado. La presencia de mujeres al interior de las secretarías de Estado disminuye conforme se eleva el puesto y el nivel de ingresos. Solo el 30% de las direcciones generales son ocupadas por mujeres, mientras que este porcentaje disminuye a 28% para las jefaturas de unidad, el tercer puesto de mando más alto. Más datos: en la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, y en la Secretaría de Educación Pública no hay mujeres al frente de las tres jefaturas de unidad. Suponemos que a nadie del gobierno federal le preocupa.

En la Administración Pública Federal (APF), por cada $100 pesos que gana un hombre, una mujer percibe en promedio $74 pesos. Esto a pesar de que el Gobierno federal tiene un tabulador de sueldos, pues no compensa la desigualdad de género que existe a nivel directivo. Y solo el 6% de los puestos de jefatura de unidad en el mayor nivel de ingreso ($154,472 pesos) es encabezado por una mujer.

La inexistente paridad salarial en el gobierno no es circunstancial, es discriminación. La conversación está en la mesa desde hace tiempo, el discurso de un gobierno paritario también, y la preparación profesional de quienes ocupan puestos en las instancias federales está comprobado. Dirán que las mujeres no son capaces de negociar bien sus sueldos o dirán cualquier otro pretexto patriarcal para no atender esta diferencia, porque casi siempre tienen otros datos.

Google News