Las mujeres están enojadas. Los hombres también. Las mujeres están enojadas y salen a las calles con bombas molotov, y agreden y hacen pintas, y rompen vitrinas, y enfurecen frente a la policía que las encapsula. Los hombres están enojados y se quedan en casa, y matan a sus mujeres. Las mujeres agreden porque ya se dieron cuenta de que hay una salida a la libertad y de qué es la libertad. Los hombres matan a sus mujeres porque están fracasando en su creencia de ser superiores y en su intento de someterlas. Las mujeres no son asesinadas por ser mujeres, sino porque los hombres se autoconcedieron la legitimidad de abusarlas y de anularlas. Los hombres no matan a las mujeres por ser mujeres, sino porque se les están saliendo del huacal.
Las mujeres quieren ser libres. Los hombres no quieren ver amenazada su identidad. Las mujeres, con las pintas y las marchas y las tomas de los edificios, buscan arrebatar los derechos que el patriarcado les está negando. Los hombres, con la violencia psicológica, física o sexual, buscan no matar a las mujeres sino conservar sus códigos de dominancia.
Así, los feminicidios y la violencia irán proporcionalmente en aumento conforme aumente la consciencia y la voluntad de las mujeres por conseguir que se respeten sus derechos. Así, el gobierno que no sea feminista es autoritario, es violador, es un perpetuador de la violencia patriarcal. Gobierno que no tipifique el feminicidio es un abusador. Gobierno que se preocupe más por las pintas y las bombas molotov, o por quién financia a las mujeres es perpetuador del estado machista. Gobierno que le encarga a las Ateneas encapsular a las mujeres es un represor. “Lo que les pedimos es que marchen en paz”, dicen, pero años de marchar en paz no consiguieron atención ni justicia. Gobierno que destaque la violencia en las marchas frente a la violencia sobre las mujeres es un perpetuador del machismo.
Gobierno que llene sus mañaneras con discursos sobre las mujeres agresoras más que con propuestas de acciones para terminar con los feminicidios es un gobierno machista. Gobierno que pretenda distraer las cifras de las mujeres muertas con el argumento de los infiltrados por parte la oposición es un gobierno hipócrita. Gobierno que pretenda distraer la cifra de 2,240 mujeres asesinadas durante los primeros siete meses del 2020, un aumento de 3.1% en comparación con el mismo periodo de 2019, es un gobierno cómplice del asesino. Gobierno cómplice de los hombres enojados, de los hombres asesinos, de los hombres que cometen crímenes por convicción.





