Estamos entrando a la parte final del año y los analistas comenzamos a perfilar las proyecciones económicas con las que terminaremos éste y visualizamos 2020.

Un escenario de incertidumbre en lo que resta de este año y el siguiente, será un factor que apoye la volatilidad en los mercados.

No cabe duda que el país enfrenta un entorno externo de muchos riesgos e incluso posiblemente crecientes, entre ellos, a saber:

El crecimiento global ha ido a la baja.

Resaltan como indicadores los índices de Gerentes de Compras (PMIs de manufactura de IHS Markit o de JP Morgan Global Composite), que muestran deterioro en las principales economías; incluso la Eurozona ya se encuentra en terrenos de contracción. Es un hecho que la corrección de inventarios en las naciones avanzadas está restringiendo la producción industrial. Otra vez la zona Asia Pacífico (excluyendo a Japón) será la de mayor dinamismo, pero con tendencia decreciente.

La moderación cíclica de la economía estadounidense,

al ir perdiendo fuerza los estímulos fiscales al inicio de la administración de Donald Trump. Además, la guerra comercial Estados Unidos-China ha impactado al producto interno bruto estadounidense, entre 0.4% y 0.6%. Así el estimado de crecimiento estará por debajo de 3% este año (2.8% y 2.7% en 2020) y la inflación irá al alza por arriba de 2%, en virtud de que un mercado laboral tan rígido (la tasa de desempleo llegó a una tasa mínima en agosto de 3.7%), está ya ejerciendo presiones en precios por costos laborales más altos, incurridos para poder atraer talento a las empresas. A la luz de un crecimiento más débil, la Reserva Federal (FED) ha decidido flexibilizar su política monetaria.

La desaceleración estructural de la economía china

, “la nueva normalidad” y ahora atizada por mayores tensiones comerciales con EU, que ha tenido efecto sobre consumidores, pero también en las cadenas productivas. De esta manera, la economía asiática se desacelera rápidamente desde 7% en 2017 hasta 6.2% en 2019 y 5.9% en 2020. Este país ya ha comenzado a implantar políticas, como la devaluación de su moneda, para dar mayor impulso a su economía.

Los problemas económicos y políticos en varios países europeos

, incluyendo a Alemania. Sin duda el Brexit ha ejercido mucha incertidumbre y tensión entre los países europeos y ante la falta de acuerdos, es posible que la decisión se alargue hasta enero del 2020 o acabe dimitiendo Boris Johnson. Por otro lado, los “chalecos amarillos”, que iniciaron como una protesta no estructurada (octubre del 2018), ha transitado a un intento político desestabilizador, que se ha extendido a otros países, además de Francia: Países Bajos, Alemania, Suecia, Reino Unido, Irlanda y Bélgica. El descontento general pone sobre la mesa un problema creciente: el de la desigualdad. Macron, incluso, tuvo que frenar las reformas estructurales en su país.

Mayor aversión al riesgo

. En Estados Unidos, por ejemplo, la curva de rendimiento se ha invertido; es decir, las tasas de largo plazo son menores que las de corto. Históricamente esto es un indicador de contracciones económicas, para muchos analistas esto significa un presagio de recesión. De hecho, la percepción de ésta ha ido aumentando.

La ratificación del T-MEC

. Por ahora solo México lo ha hecho. Las autoridades mexicanas negociadoras han dicho que, en octubre quedará completada. Sin embargo, si bien los demócratas han ido suavizando su posición, habrá que esperar el juicio final de Nancy Pelosi y la posición que adopte el nuevo gobierno de Canadá.

Un entorno incierto, requiere medidas contracíclicas de corto plazo y estructurales de mediano y largo plazos. México podría enfrentarse a una crisis internacional y, sin una previsión correcta, los impactos serían mayores y muy negativos, sobre todo, para sectores vulnerables.

Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac México, campus Norte
Email: idea@anahuac.mx

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