Existe un consenso entre analistas, de que los pronósticos de crecimiento e inflación que se esperaban para la economía mexicana para 2021 no serán alcanzados.

Así, la estimación de la Secretaría de Hacienda de un aumento del producto interno bruto (PIB) de 6.3% y de un avance de 5.9% en el Índice Nacional de Precios al Consumidor, no serán alcanzados. La Encuesta Mensual de Banco de México ubica el crecimiento en 6% y a la inflación ligeramente por arriba de 6%.

En el tercer trimestre del año, el informe de que la economía nacional se había contraído en 0.2%, en comparación con los tres meses anteriores, luego de que se esperaba un dato más positivo, apuntó ya a una recuperación más lenta.

El sector servicios se vio afectado, una vez más, por la tercera ola de confinamiento de la variante Delta del Covid. El ajuste a la baja en el crecimiento este año, en general, obedece a tres factores fundamentalmente: la caída de la inversión, la brecha laboral y una inflación alta.

En efecto, con relación a esta última, el crecimiento anual en precios pasó de 4.67% a 5.88% entre el primer y segundo trimestres del año, a 6.12% en la primera quincena de octubre.

Si bien se ha argumentado de la temporalidad de ésta una vez que se subsane la escasez de chips y materias primas por trastornos en las cadenas de suministro, lo cierto es que el objetivo inflacionario no podrá alcanzarse hasta el tercer trimestre de 2023, si bien el efecto correctivo podría empezar desde el inicio del próximo año.

Incluso hay quienes argumentan que la estimación del aumento en precios está subestimada por el control gubernamental en los precios de gasolina y gas natural, ya que de darse de acuerdo con la libre concurrencia de las fuerzas del mercado, la inflación anual estaría por arriba de 7%, como hace 20 años.

Además, otros factores internos contribuyen a la inflación, tales como el desperdicio de recursos en las obras icónicas, la objeción a permisos de particulares a la importación de energéticos y controles que afectan al tipo de cambio y, con ello, a los precios domésticos.

Los meses que nos preceden serán complejos para la autoridad monetaria, no sólo por las presiones inflacionarias, sino también por ser el bimestre anterior a que las cosas al interior de Banco de México cambien. La política restrictiva podría continuar por ahora y esperar mínimo un aumento de medio punto porcentual en la tasa interbancaria de un día antes de finalizar 2021. Es posible que esto suceda por lo anteriormente expuesto y porque la previsión es que la Reserva Federal de Estados Unidos comience los incrementos en sus tasas el año que entra.

Ahora también las estimaciones para 2022 son menos optimistas, con 3% en crecimiento y 4% en precios. Hay elementos suficientes para pensar que México perdió la capacidad de lograr un crecimiento más acelerado: falta de confianza y condiciones para llevar a cabo un mayor nivel de inversión; deterioro de las finanzas públicas y disminución presupuestal en áreas estratégicas, y retraso y eficacia en el plan de vacunación, entre otras.

Directora del Instituto de Desarrollo Empresarial Anáhuac en la Universidad Anáhuac México, campus Norte
Email: idea@anahuac.mx

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