Hace un mes, en vísperas de las elecciones que se celebraron el domingo pasado en Honduras, el gobierno firmó un acuerdo con Nicaragua respecto a su soberanía en el golfo de Fonseca. El acuerdo implica el cese de las reiteradas acciones de la Fuerza Naval nicaragüense contra los pescadores hondureños, acciones que, a pesar del fallo, se han reiterado a lo largo de estos años.

Esta es para Daniel Ortega la manera de desconocer tácitamente el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya y para Juan Orlando Hernández (JOH), la forma de allanar el camino de cara al fin de su mandato y el probable inicio de su persecución judicial internacional.

Un acuerdo con objetivos personales

El acuerdo ha sido recibido con absoluto silencio por parte de los partidarios del saliente presidente JOH y con numerosas críticas desde la oposición y sectores independientes. Y es que el acuerdo sería innecesario ya que no tiene sentido ratificar el fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya del año 1992. Pero ambos gobiernos han indicado que de esta forma Nicaragua reconoce explícitamente que su frontera marítima en el golfo de Fonseca es con Honduras y que, aunque no lo citan, los límites salvadoreños terminan en este último.

El acuerdo se firma en un momento clave para ambos mandatarios. Daniel Ortega viene de una elección sumamente cuestionada a nivel internacional y JOH se enfrenta al fin de su presidencia y ya está pensando es un posible refugio legal. Y es que tanto él, como varios personajes de su entorno, temen que la justicia de Estados Unidos solicite su extradición debido a la supuesta vinculación con el narcotráfico.

De momento, todo indica que la oposición ganará las elecciones presidenciales en Honduras lo cual agravaría su situación aún más dentro mismo del país. Y su delfín, Nasry Asfura, aun en el hipotético caso de resultar ganador, tampoco le ofrece muchas seguridades de protección.

Una búsqueda febril 

Ante el fin de su inmunidad, el presidente estaría buscando alternativas para refugiarse ya que la inmunidad que le daría su asunción como diputado al Parlacen, lo cual le corresponde automáticamente como expresidente, no sería escudo suficiente para evadir a la Justicia de Estados Unidos.

En esa búsqueda por blindarse ante la justicia, JOH y sus colaboradores más cercanos impulsaron en los últimos años las criticadas Zonas Especiales de Desarrollo y Empleo. Estas ZEDE, ubicadas en ciertas zonas de Honduras y que tienen un tipo de división administrativa independiente, sujeta al gobierno nacional y provista de un alto nivel de autonomía con un sistema político propio, tanto a nivel judicial, económico y administrativo.

Las ZEDE podrían ser refugio para una primera etapa. Y es que las que ya están instaladas no podrían ser desmanteladas sin antes acudir a instancias internacionales, cuyos fallos, aunque fueren favorables al Estado hondureño, implicarían el pago de sumas multimillonarias a los propietarios para poder demolerlas. A pesar del rechazo de la ciudadanía a través de municipios y entidades de la sociedad civil, tres de las ZEDE siguen adelante.

Otras supuestas posibilidades, manejadas por analistas hondureños, serían refugiarse en Israel o Taiwán, pero en ambos casos, el vínculo de estos países con Estados Unidos lo haría inviable. Queda entonces el más confiable aliado de JOH, el exguerrillero Daniel Ortega, el primer presidente en aceptar su triunfo en 2013 y en 2017. Además, el nicaragüense ya ha demostrado su “solidaridad” con ex pares en apuros legales, como el expresidente salvadoreño Mauricio Funes, quien no solo encontró amparo, sino empleo en la Cancillería nicaragüense, además de la nacionalidad nicaragüense.

¿Un nuevo fraude?

De todos modos, antes de mudarse a Managua, a JOH le quedaría el recurso de un nuevo fraude, al igual que en 2017. Sin embargo, en esta ocasión, ya no contaría con el aval de Washington ni de la OEA, cuyo secretario general sigue a rajatabla las “instrucciones” del Departamento de Estado.

Si eventualmente algunos líderes del oficialista Partido Nacional se atrevieran a cometer un nuevo fraude, Daniel Ortega sería el primero en aceptar la situación y avalar el “triunfo”. Pero habría que ver qué posición asumiría el presidenciable nacionalista, Nasry “Tito” Asfura. Este podría negarse a ser parte de un fraude, no tanto por cuestiones morales o éticas, sino porque asumiría el puesto bajo una gran presión y sin el apoyo que tuvo JOH tras su propio fraude.

Ante la complejidad de los diferentes escenarios, es probable que Nicaragua sea la mejor opción del futuro ex presidente de Honduras. Según declaraciones del analista hondureño Edgar Soriano al periódico El Libertador, “el jefe del Estado hondureño y la gente que le rodea están anteponiendo sus intereses personales para cuidar su futuro una vez que termine su mandato ilegal a inicios del año 2022”. Y en esta línea, el analista agregó que “Nicaragua podría ser el destino para un exilio del actual líder del Partido Nacional”.

El intercambio “personal” de favores entre ambos mandatarios, por las dudas, no se detiene. Previo a las elecciones nicaragüense, Honduras se abstuvo en la OEA de votar una resolución pidiendo la liberación inmediata de los candidatos presidenciales y presos políticos en Nicaragua. Además, en octubre, el gobierno hondureño donó a Nicaragua, a pesar de la pobre vacunación en su propio país, las vacunas que le fueron entregadas por Estados Unidos y habilitó centros de vacunación en puntos cercanos a la frontera común, facilitando la vacunación de sus vecinos.

Todo esto son puras especulaciones y hasta que no se acabe el período presidencial de JOH y se inicien efectivamente las investigaciones no conoceremos las verdaderas intenciones del actual presidente. Pero lo cierto es que todo indica que estaría preparando las maletas.

Dardo Justino Rodríguez es analista, comunicador y consultor independiente de organismos y organizaciones internacionales. Director nacional de Presagio Consulting Honduras. www.latinoamerica21.com, un medio plural comprometido con la divulgación de información crítica y veraz sobre América Latina. Síguenos en @Latinoamerica21.

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