Los gobiernos de Estados Unidos de Norteamérica y de Canadá, informaron esta semana que solicitarán la realización de consultas porque las políticas energéticas que México está implementando son inconsistentes con el T-MEC.

Hay que recordar que la reforma eléctrica promovida por el Presidente de la República y aprobada en el Congreso mexicano por Morena y sus partidos satélites, apuesta por la generación de energías sucias y contaminantes, además que serán más caras, afectando la salud y el bolsillo de las familias mexicanas. Aunado a ello, este albazo legislativo da preferencia a Pemex y a CFE sobre cualquier otra empresa, generando un monopolio energético.

Ante el anuncio de nuestros vecinos del norte, el primer mandatario mexicano, lastimosamente, respondió a las autoridades norteamericanas y canadienses con una canción del famoso cantante Chico Ché, que dice: ¡uy qué miedo, mira cómo estoy temblando! La contestación presidencial, es un claro ejemplo de lo frívolo que es este gobierno.

Para comprender mejor lo que está pasando y por qué la política energética mexicana es contraria al T-MEC, supongamos lo siguiente:

Imaginen que viven en un conjunto habitacional de tres casas y todos habían acordado instalar una nueva tubería de agua, con filtros anticontaminantes, que sea más barato y en la que cada uno decida con quién van a contratar su abastecimiento. Pero de buenas a primeras, uno de ellos decide construir un pozo. Esta obra no dejará que fluya el agua, tendrán que acarrearla hasta las viviendas y muy probablemente al estar estancada mucho tiempo, se generarán parásitos que ocasionen posteriores enfermedades. Además, quiere contratar a su compadre para que sea el único proveedor del agua.

Los demás vecinos han cumplido con el acuerdo, pero el vecino caprichoso insiste en que todos deben contratar exclusivamente a su amigo. Los otros condóminos le hacen ver que está transgrediendo las reglas del condominio —mismas claro, que todos ya habían firmado— pero hace caso omiso. Se emberrincha e incluso, se pelea con las autoridades de su alcaldía porque no le permiten hacer su obra.

Para solucionar el conflicto, los vecinos convocan al consejo de condóminos para establecer cuál es la parte que está incumpliendo las reglas del juego y, en caso de que este órgano considere que uno de ellos hizo mal, tendrá que indemnizar a sus vecinos por las afectaciones.

En síntesis, eso es lo que está pasando con este conflicto entre México, Estados Unidos y Canadá. El Ejecutivo federal está favoreciendo a Bartlett contra lo acordado en el T-MEC, generando energías sucias y caras que van contra los compromisos internacionales adquiridos y que dañarán a la economía mexicana.

Las sanciones a las que México será acreedor por promover una ley que viola lo estipulado en el T-MEC, serán millonarias. Se podrían perder inversiones y aplicar aranceles, lo que significará pérdidas para los productores y empresarios mexicanos, en detrimento de la economía de las familias en nuestro país.

Aquí, en territorio nacional, el presidente López Obrador se envalentona y hace mofa, con una canción, de la grave situación en la que se encuentra México por violar el tratado comercial con los países vecinos del norte. Pero estando en Estados Unidos, se achica y se muestra débil. Sin duda, las sanciones que habrá para México en el corto y largo plazo, deberían hacer que el titular del Ejecutivo federal tenga miedo y esté temblando.

Senadora de la República

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