Es alarmante la visión totalitaria que tiene López Obrador sobre el poder público. El presidente ha dicho descaradamente desde Palacio Nacional que, “cuando estaba Zaldívar, se hablaba con él, [y él] hablaba con el juez y le decía: ´Cuidado con esto´”. Esta confesión de parte demuestra dos cosas: su nulo respeto a la división de poderes y la comisión de diversos delitos provocados por su intromisión en las decisiones de jueces y magistrados.

Nuestro país se construyó bajo las bases del Estado democrático, donde la división de poderes tiene como finalidad proteger los derechos de todas las personas y poner límites al ejercicio de la autoridad cuando ésta trata de sobrepasarse, cuando trata de concentrar en una sola la persona todo el poder público, tal y como ocurre actualmente con López Obrador. Los pesos y contrapesos son necesarios para garantizar que todas las personas, sin excepción, tengan justicia.

Pero ¿qué delitos ha cometido Arturo Zaldívar? Hago énfasis en dos:

  1. Tráfico de influencia. El artículo 221 del Código Penal Federal, señala que comete este delito, quien promueva o gestione ilícitamente, cualquier resolución que produzca beneficios para sí o para otros.
  2. Contra la administración de justicia. El artículo 225 del mismo código establece que este delito lo cometen los servidores públicos que retarden, entorpezcan maliciosamente, dirijan, aconsejen o detengan la justicia.

Se deben investigar y revisar sus sentencias. Su imparcialidad está comprometida y sus resoluciones, hoy sabemos que no necesariamente responden a la Constitución, sino a los intereses de una ideología política. Es necesario saber en qué asuntos intervino el exministro para proteger los intereses de Palacio Nacional.

Por más que Arturo Zaldívar intente desmentir al presidente de la República, la verdad está dicha, le hizo el trabajo sucio a López Obrador al influir indebidamente en las decisiones de los juzgadores. Traicionó a la Constitución, a la ley, al código de ética. Y todo, para ser el palero de Claudia Sheinbaum en una campaña que no tiene ni pies ni cabeza.

En la visión autoritaria de López Obrador, llamarle al presidente de la Corte para obtener una resolución en su favor es lo correcto, sin embargo, lo que hicieron fue violar el derecho humano al debido proceso de las partes que acudieron a buscar justicia. Que no se equivoque el presidente de la República, él no define qué es correcto y qué no lo es. Corromper al sistema judicial es lo que hacen los gobiernos intolerantes y autoritarios.

El pilón:

En uno de los países más peligrosos para ejercer el periodismo, el presidente López Obrador, irresponsablemente, hizo públicos los datos personales de la periodista que llevó a cabo la investigación de los nexos del gobierno de Morena con la delincuencia organizada.

Es inadmisible que se atente desde Palacio Nacional contra la vida, la seguridad y la integridad de los periodistas. Los ataques en contra de la libertad de expresión deben parar.

Senadora

Únete a nuestro canal ¡EL UNIVERSAL ya está en Whatsapp!, desde tu dispositivo móvil entérate de las noticias más relevantes del día, artículos de opinión, entretenimiento, tendencias y más.