Ayer escuchamos en voz del Presidente de la República, un discurso preocupante, para él existen al parecer mexicanos de primera y mexicanos de segunda. En su conferencia mañanera, ejemplificó una conversación y expresó:

“Yo cuando me hacen un reclamo del aeropuerto, les pregunto a ver, a ver, a ver, sinceramente, ¿por quién votaste?.”

Lo anterior devela la forma discriminatoria que tiene esta cuarta transformación para gobernar. Categoriza a las personas dependiendo del partido político por el que votaron. Ello es absolutamente lamentable y en la historia moderna de nuestro país, jamás hubiéramos imaginado escuchar tales palabras de un primer mandatario. Aclaro, primer mandatario es el primero que obedece: mandante es el que manda, y mandatario el que obedece.

Bajo estas declaraciones es necesario dejar en claro tres cosas: primero, que la ciudadanía es libre de elegir a sus representantes. Votar y ser votado es un derecho humano que tanto nuestro ordenamiento jurídico como los instrumentos internacionales reconocen y además es libre y secreto. Segundo, el Presidente es el titular de la administración pública federal, es decir, él no produce nada, él administra los impuestos de los mexicanos y como tal debe gobernar para todos. Si siguiéramos la lógica absurda del por quién votaste, podríamos pensar entonces que solo deberán contribuir al erario los que votaron por él y los demás ¿no?, es simplemente absurdo, ¿verdad?. Y tercero, a México le urge unidad y no división, la contienda electoral concluye con la elección, después el deber de todas las autoridades es servir.

Gobernar para todas las personas es un postulado de las democracias. Nuestra Carta Magna establece que la democracia es un “sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo” y al referirse al pueblo, se refiere a todas y todos los mexicanos, no sólo para los que hayan votado por un partido o una persona.

En el padrón electoral hay aproximadamente 90 millones de posibles electores. Por el presidente López Obrador votaron 30 millones de ciudadanos, es decir 60 millones de mexicanos no acompañaron su proyecto, entonces la duda es ¿acaso esos 60 millones no tiene los mismos derechos que los que sí votaron por él?. Etiquetar a los que no sufragaron por el actual gobierno devela visos de autoritarismo. Ojalá el titular del Ejecutivo entendiera que es necesario tener un México fuerte, unido, en el que se priorice la paz, la seguridad, el buen gobierno y no un México dividido por discursos con tufo de segregación. México necesita un presidente para todos.

Senadora de la República

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