Esta carta se la dirijo al Primer Mandatario de este país, después de haberlo escuchado estigmatizar a las mujeres como conservadoras por el simple hecho de exigir justicia. Se la dirijo decepcionada porque es claro que no entiende nuestra lucha y la exigencia de un mundo que está cambiando para bien. Un mundo que se está dando cuenta que por justicia, las mujeres debemos ser reconocidas en nuestra dignidad y en nuestros derechos.

Señor Presidente:

La historia no nos ha sido fácil, Usted nació y creció en una sociedad patriarcal, en donde los hombres —de manera natural— accedían a la política y a puestos públicos. Nosotras, las mujeres y las legisladoras, a las que Usted estigmatiza y violenta, hemos tenido que romper con muchas barreras, hemos tenido que nadar contra corriente, atravesando mares de estereotipos para poder estudiar, trabajar y dejar el espacio privado para acudir al espacio público.

Aún recuerdo, Señor Presidente, tener que caminar en la madrugada por las oscuras calles, con miedo a ser violentada, para tomar el camión —el Puma— que me llevara a estudiar a la Facultad de Derecho. Recuerdo los vagones apretados del metro y mis innumerables reclamos cuando alguien se sentía con el derecho de vulnerarme, simplemente porque se creía más poderoso. Hoy, las mujeres hemos levantado la voz. Exigimos respeto, exigimos que nadie se atreva a pensar que nos puede gritar, golpear o hasta matar por el hecho de ser mujeres.

Señor Presidente, en nuestro país, las mujeres quieren ir a la escuela, trabajar, acceder a un centro de salud que las proteja de las enfermedades que padecemos por el hecho de ser mujeres. ¿Sabía Usted que el cáncer de mama ocasionó la muerte de 30 mil 814 mexicanas el año pasado?, ¿sabía Usted que las mujeres somos el 52% de la población económicamente activa?, ¿sabía Usted que la matrícula de mujeres estudiantes de licenciatura en la UNAM es del 52% y en el IPN del 51%? Quizá Usted no sabe todo esto.

Lo que seguramente sí sabe, es que somos más del 51% del electorado, porque es claro que lo único que le importa son las elecciones. No le importan las políticas públicas en favor de las mujeres, no le importa el presupuesto a favor de las mujeres, no le importa la coordinación interinstitucional para garantizar un mejor gobierno que ayude a las mujeres. Es urgente Señor Presidente que cambie su política de atención a los problemas que vivimos las mexicanas.

De cara a la contienda electoral de este año, le recomiendo que escuche a las mujeres de su gabinete. Respételas, empodérelas, porque hoy claramente no lo ha hecho. Decir que no entiende lo que significa romper el pacto, lo devela de cuerpo entero. Apoyar a su candidato en Guerrero, lo perfila como uno de los Presidentes más misóginos de la historia y si no sabe que es misógino, aquí se lo explico: es quien siente aversión a las mujeres.

Con esta carta Presidente, soy la voz de muchas mexicanas que no tienen la posibilidad de escribirle a través de este medio, pero que coinciden conmigo en esta exigencia de justicia. Rumbo al 8 de marzo, me despido de Usted, diciéndole ¡ya basta!, rectifique, infórmese, estudie, sea sensible ante una realidad que nadie va a parar y menos Usted. Las mujeres hoy exigimos igualdad.

Atentamente, una legisladora orgullosamente feminista.

Senadora de la República.

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