El próximo domingo 6 de junio se llevarán a cabo las elecciones más grandes de la historia de nuestro país. Se renovarán 15 gubernaturas; 500 diputaciones federales; 1,063 diputaciones locales; 1,923 presidencias municipales; 2,057 sindicaturas; 14,222 regidurías y 635 juntas municipales y concejalías.

La responsabilidad de quienes resulten electos en estos comicios no es menor, ya que el país se encuentra sumido en una crisis de salud, de inseguridad y de desempleo.

Al momento en que se escribe esta columna, han fallecido 222,232 personas a consecuencia del Covid-19. Según un estudio realizado por la Facultad de Medicina de la UNAM, el 94% de estas muertes fueron de personas pertenecientes a la clase obrera, amas de casa y personas jubiladas. Sólo 1 de cada 4 personas recibieron atención hospitalaria. Que no se olvide que en muchas instituciones médicas no hubo camas ni respiradores suficientes para atender a los pacientes.

También es preciso señalar que desde el inicio de la administración del presidente López Obrador, se han registrado 83,405 víctimas de homicidio doloso; 2,035 feminicidios; y 20,648 personas desaparecidas y no localizadas. El panorama en nuestro país es desgarrador, sobre todo porque ante las exigencias de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición. Este gobierno ha decidido no ver, no oír y no atender.

En cuanto a la situación laboral, el Inegi ha reportado que 2.1 millones de personas perdieron su empleo en el primer trimestre de este año. ¿Recuerdan que no hubo apoyos a las micro, pequeñas y medianas empresas porque eso era de neoliberales? Pues 1.9 millones de personas dedicadas al comercio, a la prestación de servicios restauranteros y de alojamiento, hoy no tienen un sustento porque perdieron su fuente de empleo. Además, el impacto de la pandemia ha afectado desproporcionadamente a las mujeres, ya que 7 de cada 10 personas que perdieron su empleo, son mujeres.

Morena dijo durante la campaña de 2018, que no iban a mentir, ni a robar, ni a traicionar al pueblo. Hoy le han mentido a los mexicanos, han traicionado la confianza de quienes votaron por ellos y se han dedicado a empobrecer al país con el pago de refinerías inservibles y obsoletas. Han utilizado las vacunas con lucro político, dosificando su aplicación, en lugar de organizar una campaña de vacunación eficiente. Hoy, únicamente el 15.3% de la población ha sido vacunada, y de ellos, sólo el 9.4% cuenta con un esquema completo.

Sin duda, este gobierno no ha tenido resultados, ya que en casi dos años y medio, sólo se han dedicado a perseguir a sus opositores, a destruir las instituciones y a vulnerar la ley. Han usado el poder político para eliminar el seguro popular, las estancias infantiles y los refugios para mujeres víctimas de violencia. También destruyeron los fideicomisos para el campo, la investigación, la ciencia, el deporte y aquellos dedicados a la protección de los derechos humanos.

Este avasallamiento debe detenerse. México necesita de representantes populares que trabajen por el bien común y no sólo obedezcan a un falso mesías. El primer domingo de junio, los mexicanos tendrán dos opciones: el aniquilamiento de las instituciones que ha hecho y quiere continuar haciendo el gobierno o la otra opción que es construir y cambiar las cosas para el bien de nuestro país. Esta segunda opción es, desde mi perspectiva, la viable, la necesaria, la humana. Este 6 de junio es el día para detener la destrucción de México.

Senadora de la República

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