La celebración de la Independencia de Estados Unidos nos permitió reflexionar sobre los retos y los logros de nuestra nación en sus 246 años.  Una nación con una visión que proclamó “como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales…” y que evolucionó para incluir en esa igualdad a las mujeres.

Este transitar hacia una Unión más perfecta, llevó al presidente Lincoln a cuestionar si una nación “concebida y dedicada” a la igualdad y a la libertad podría resistir por mucho tiempo. Lo preguntó ante un campo de batalla en el que sus soldados habían muerto por la igualdad de quienes no conocían esa libertad, ya que habían sido liberados 11 meses antes gracias a su Proclamación de Emancipación.

Ante la pregunta del presidente Lincoln respondemos con un contundente sí, ya que nuestra historia nos reafirma que la mejor forma de gobierno para crear libertad, justicia y buscar la felicidad es la democracia, misma que debe ser protegida y perfeccionada permanentemente.

Esta celebración también nos invitó a reflexionar sobre la conmemoración de los 200 años de las relaciones diplomáticas entre nuestros países, que es nuestra relación más importante.

Estamos profundamente unidos por lazos geográficos, económicos y familiares. Somos dos naciones, con un futuro compartido, ya que somos una familia que ha recorrido caminos paralelos y que comparte valores democráticos. Este caminar histórico nos ha llevado a estos momentos en los que nuestros gobiernos han impulsado una relación basada en el diálogo, el respeto y las responsabilidades compartidas.

Tengo optimismo y esperanza en nuestra relación bilateral por lo que hemos logrado con el sector privado, los gobiernos federales y estatales, los periodistas, la academia y la sociedad civil. Los hermanos y las hermanas se volvieron a comunicar para buscar marcos duraderos que trasciendan administraciones.

Por eso, tengo confianza en que la reunión entre el presidente Andrés Manuel López Obrador y el presidente Joe Biden del próximo 12 de julio consolidará una nueva era en la cooperación bilateral. Los dos presidentes explorarán maneras para expandir nuestra cooperación en materia de seguridad, migración, energía y clima, así como para abordar la seguridad alimentaria, las iniciativas compartidas para nuestra competitividad y temas relevantes para América del Norte.

Este mismo espíritu es el que ha impulsado logros históricos como el Diálogo de Alto Nivel de Seguridad; el Diálogo Económico de Alto Nivel y el Marco Bicentenario Estados Unidos-México para la Seguridad, la Salud Pública y Comunidades Seguras. Además, enfrentamos juntos esta pandemia, protegimos a nuestras poblaciones y fortalecimos nuestras cadenas de suministro.

En América del Norte está el futuro del mundo y tengo optimismo de que nuestros países serán los líderes en el combate al cambio climático y apoyarán las energías limpias, sabiendo que el sector privado es esencial para lograrlo.
 
Nuestra integración económica se fortalece y somos más competitivos gracias al T-MEC, que es el acuerdo más moderno, nos brinda certeza y protege a los trabajadores para el beneficio de las familias.

Tengo optimismo de que construiremos una frontera moderna, segura y eficiente, mientras consolidamos una agenda conjunta que promueva la seguridad, el comercio, la conservación y una a nuestras comunidades fronterizas.

Trabajamos juntos en materia de seguridad como una responsabilidad compartida.  Hemos tenido logros históricos contra el crimen organizado, hecho un frente común para frenar el tráfico ilegal de armas y combatir de manera coordinada a los traficantes de personas.  
 
Nuestros gobiernos se han comprometido para enfrentar el reto compartido de la migración irregular. Al dar el siguiente paso para garantizar la seguridad y las oportunidades en la región, sentaremos las bases para que quienes han sufrido por mucho tiempo, no tengan que tomar un paso en el peligroso camino hacia el norte.

Nuestras administraciones trabajan con los gobiernos estatales y el sector privado en el sur de México, así como uniendo esfuerzos con Centroamérica, por lo que hemos anunciado inversiones millonarias por parte del Gobierno de los Estados Unidos y de la iniciativa privada.  La Declaración sobre Migración y Protección de Los Ángeles será de gran ayuda porque por primera vez contamos con una base común para abordar la migración de manera coordinada en el continente.  
 
La celebración del Bicentenario nos recuerda que nuestra relación bilateral nació bendecida un 12 de diciembre. Es una excelente oportunidad para reconocer la grandeza de ambos países y ampliar la forma en la que nos comprendemos.

Podemos ver con optimismo nuestra la relación porque estamos en una etapa transformadora, de diálogo y trabajo conjunto para que nuestro futuro compartido sea más brillante porque hemos reconocido que juntos somos más fuertes.

Embajador de los Estados Unidos

Optimismo en el futuro de nuestra relación
Optimismo en el futuro de nuestra relación

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