El empresariado mexicano se encuentra ante una encrucijada en la que, sin comunicación, no hay unidad. Hoy más que nunca se necesitan discutir las ideas y no las ideologías para alcanzar consensos en beneficios del país. Esperamos que en esta nueva etapa se logre una renovación de la imagen empresarial en México.

En los últimos años, la representación del empresariado mexicano ha tenido que reaccionar ante muchas batallas. La crisis económica y sanitaria de 2020 y 2021 han provocado el cierre de más de 1.58 millones de empresas que a pesar del nacimiento de 1.19 millones, el balance sigue siendo desfavorable. Nos siguen faltando 400 mil empresas en el país.

La muerte de 400 mil empresas se ha resentido principalmente en el sector de servicios con más de 270 mil (68.5%), seguido de las empresas dedicadas al comercio y de las industrias manufactureras. Ante este entorno tan complejo, los empresarios se han sentido desprotegidos y desorientados por la pérdida de empresas y las condiciones tan desfavorables de aquellas que aún sobreviven. Se necesita de una guía y un liderazgo que marque un camino claro.

El país se encuentra en un estancamiento económico por la falta de un crecimiento real en los últimos tres años. Más aún, el país necesita recuperar la productividad que ha disminuido. La pérdida de productividad ha debilitado la competitividad de las empresas en el país y la única forma de reencontrarlo es a través de la inversión y de la certidumbre jurídica para realizarla. El trasfondo está en recuperar la vinculación entre el sector público y privado, la confianza y la certidumbre en el ambiente de negocios.

Ha quedado demostrado que la confrontación no lleva a ningún lado. Se necesita de un proyecto de renovación de la imagen del empresario mexicano que se realice a través de un discurso más propositivo que defensivo. Hoy el empresario se encuentra en una posición en la que se tiene que defender ante el fuerte golpeteo público y social.

El reto actual del empresariado mexicano está en la anticipación y la proactividad. Se necesita proponer una reforma hacendaria, no solo fiscal, desde el sector privado que tenga como eje rector el que todos los contribuyentes paguemos impuestos competitivos a través de incrementar la base contributiva y combatir la evasión y la elusión fiscal. El espíritu de una reforma que no solo vaya en el sentido de los ingresos, sino también en la eficiencia en el ejercicio y la administración del gasto.

Hoy existe un cambio en el máximo órgano de representación del sector privado. El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) es un organismo que agrupa a las 14 organizaciones cúpula empresariales, que en su conjunto aglutinan a más de 2 mil asociaciones y alrededor de 80% del PIB de México. Hace poco tiempo ocurrió un cambio en la Confederación de Cámaras Industriales de los Estados Unidos Mexicanos (Concamin), y de forma cotidiana hay sucesiones desde las empresas en búsqueda de consensos que logren un frente común.

Esperamos que en esta nueva etapa de representación del sector privado se refuerce una filosofía renovada y con visión de futuro que se enfoque en los tres pilares fundamentales: economía, sociedad y medioambiente; en los que prevalezca el buen gobierno, el comportamiento ético y la transparencia como señas de identidad de las organizaciones socialmente responsables, que además, contribuyan a la mejora de la imagen de la empresa y fortalecen la confianza de los consumidores.

Los sectores público y privado necesitan encontrar la reconciliación para superar el estancamiento económico de México. Deseamos el mayor de los éxitos a esta nueva era en el liderazgo de la representación empresarial del país en favor de la economía, del bienestar, el empleo y la sociedad mexicana.

Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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