México atraviesa, junto con gran parte del mundo, por una de las crisis económicas más profundas de su historia económica y lo que podemos esperar es que la recuperación será larga, lenta y complicada. En Consultores Internacionales, S.C. nuestra estimación para 2020 es de una contracción en el PIB en un rango de entre -9.8% y -11.5%, resultados que prácticamente no tienen ningún precedente.

Hacia 2021, esperamos un crecimiento económico moderado de 1.7% que no será suficiente para recuperar los niveles de producción de 2019, y mucho menos los de 2018. De hecho, sólo para recuperarse, el crecimiento debería ser de 10.9% y, para alcanzar aquella vieja promesa de un crecimiento de 4% en promedio para este sexenio, entre 2022 y 2024 el PIB tendría que crecer por arriba de 7% al año.

Observamos con preocupación que los motores del crecimiento económico en México han sufrido daños significativos que se adicionan a las fallas estructurales de las que ya adolecían previo a la crisis.

Uno de los más importantes es la inversión. Los datos más recientes al respecto son por decir lo menos, desalentadores. Según el índice de inversión fija bruta elaborado por Inegi, en mayo se cumplieron 16 meses consecutivos de contracciones medidas a tasa anual, con la diferencia de que las dos últimas fueron de -37% y -40%, respectivamente.

En el caso específico de la inversión extranjera directa (IED), los datos de la Secretaría de Economía refieren que en el primer semestre de 2020 fue de 17 mil 969 millones de dólares, 13% menor a la registrada en el mismo periodo de 2019.

Otro motor importante para el crecimiento es el consumo. Según datos de Inegi, en abril y mayo de este año observamos contracciones del orden de -22% y -25%, respectivamente. Por supuesto, esto está asociado a la disminución de los ingresos de los hogares, a la pérdida de empleos y con seguridad a las expectativas negativas sobre el futuro cercano.

Un tercer motor es el comercio exterior. Sobra decir que Estados Unidos es el principal socio comercial de México y que, al haberse detenido la actividad durante varios meses por la pandemia de Covid-19, observamos flujos comerciales mensuales prácticamente a la mitad de lo observado en años anteriores.

México sigue siendo un mercado atractivo para el exterior: elementos como el T-MEC nos posicionan estratégicamente. Sin embargo, no podemos seguir dependiendo de la gallina de los huevos de oro, claramente no será suficiente.

A lo anterior hay que agregar una serie de elementos que no pueden medirse tan fácilmente, pero que son perceptibles. La incertidumbre es el primero de ellos: desde hace varios meses no existe ninguna claridad respecto de las posibilidades reales que tienen cualquier proyecto de inversión, no sólo por un ambiente económico adverso, sino por la posibilidad de ser cancelado en una votación a mano alzada, en una consulta popular o incluso por decreto.

La inseguridad y la falta de Estado de derecho son desincentivos muy fuertes para la inversión y el crecimiento. La posibilidad de que las mercancías enviadas por carretera, por vías férreas simplemente no lleguen a su destino por causa de robo, vandalismo o bloqueos es alta. Justo al respecto, en Consultores Internacionales, S.C. hemos estimado que las afectaciones en ambos modos de transporte podrían ser hasta 0.6% del PIB por año.

Esto es, no sólo se trata de buscar una reactivación de la dinámica de las principales variables económicas desde un punto de vista técnico; hay una serie de acciones que deben atenderse y recomponerse cuanto antes.

El sector empresarial en México hoy requiere tanta atención como el social, aunque por supuesto en dimensiones diferentes. El ingreso familiar, la seguridad social, el acceso a la salud, a la educación, deben ser atendidas desde el empleo formal, desde la generación de condiciones para el desarrollo de nuevas inversiones nacionales y extrajeras, mejorando el ambiente de negocios, la seguridad física y jurídica de los diferentes actores económicos.

El crecimiento económico seguirá siendo el gran reto para México. Sin él, es imposible el desarrollo social y humano, tan anhelado por todos.

Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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