La falta de crecimiento de la economía se refleja en la fragilidad del mercado laboral. Sus efectos se notan en el número de empleos generados, en la menor calidad del empleo, en las distorsiones en las condiciones laborales y por si fuera poco, en su exposición a la inminente quinta ola de contagios. Se necesitan medidas que protejan el principal ingreso de los hogares, y promueva la mejora de la productividad.

Abril débil y mayo con pérdida de empleos formales. Los 5 mil 490 puestos de trabajo afiliados al IMSS en abril y la pérdida de 2 mil 855 -atribuida a los ciclos agrícolas- son señal de debilidad. Aunque abriles y mayos no son los mejores meses, como los octubres y noviembres, tampoco son tan bajos o incluso negativos. En promedio, entre 2010 y 2018, los empleos formales generados en abril y en mayo son de 53 mil 500 y 23 mil, respectivamente. Tomando los promedios mensuales entre 2010 y 2018, al cierre del año deberían generarse 674 mil empleos, pero en Consultores Internacionales, S.C. anticipamos entre 480 mil y 545 mil, con miras a la baja.

Más allá de los números, la calidad del empleo continúa precarizándose. Las remuneraciones medias reales no han crecido en los últimos dos años debido a la debilidad de las empresas ante la falta de apoyo al empleo y por la inflación que en mayo registró un nivel de 7.5% anual. Asimismo, se mantiene el alto nivel de informalidad y la menor productividad, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, 55.2% del total de las personas ocupadas entre enero y abril se encuentra en la informalidad, y las personas que laboran más de 35 horas semanales crecieron en 10.0% entre 2019 y 2022. Más carga de trabajo, peor pagada y en la informalidad, un retroceso.

Enfrentamos distorsiones y una reconfiguración laboral aun sin comprender. El caso de Elon Musk y el aviso de recorte laboral por continuar en home office en la compañía Tesla no es único -quizá el más sonado-, y refleja la preocupación de que la dinámica laboral no está funcionando. Algunas organizaciones no respetan los horarios de trabajo y el derecho de desconexión; y también algunas personas aprovechan su flexibilidad para realizar otras actividades, según el Inegi, quehaceres domésticos, trámites y cuidado personas son las principales. Virtual o híbrido, muchas organizaciones no retoman interacción entre compañeros y el engagement con la empresa. A ello se suma que, en ciertas profesiones, el talento humano ha perdido nivel de preparación siendo un nuevo reto por afrontar para las organizaciones.

La quinta ola de contagios prolongará la recuperación laboral. En China, provocó que el desempleo pasará de 5.1% en diciembre a 6.1% en abril. En Estados Unidos apenas comienza y de marzo a mayo, la tasa se ha mantenido en 3.6% -su nivel más bajo desde los setenta-. En México, la quinta ola no pasará inadvertida y aunque no se espera pérdida de empleos formales, si se generarán menos en los próximos tres meses.

El diagnóstico es claro, falta de crecimiento, baja rentabilidad de empresas por inflación, baja generación de empleos y de menor calidad y un entorno disruptivo, están afectando el mercado laboral y con ello, el principal ingreso de los hogares y el estancamiento de la productividad. La eliminación del outsourcing fue un revés al mercado, hoy más que nunca se necesitan estrategias que fortalezcan el empleo.

Las acciones en favor del empleo y las más urgente son retomar el crecimiento y recuperar la estabilidad. La mayor certidumbre en la inversión generará más y mejores empleos, hay que frenar la inflación para evitar la pérdida de poder adquisitivo y promover esquemas fiscales y de aplicación a la norma que disminuyan la informalidad.

Profesionalización y ambiente laboral son prioridad. Programas de formación dual, capacitación y certificación de competencias contribuyen a resarcir la pérdida de habilidades en conjunto con mayor preparación de las empresas, pero debe acompañarse de incentivos económicos del gobierno y políticas empresariales para que colaboradores que no cuentan con las herramientas de trabajo, tengan un retorno seguro a los centros de trabajo. Al interior de las empresas, las campañas de sensibilización que promuevan los beneficios de retomar la interacción entre colaboradores harán diferencia.

Se habla de la “nueva normalidad”, pero antes del Covid-19 no había normalidad, el mundo laboral no puede ni debe ser igual que antes. Se necesita aminorar las desigualdades, la falta de oportunidades y el estancamiento de los salarios.

Presidente de Consultores Internacionales, S.C.
 

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