Alrededor de las 16:30 del sábado 17 de abril, el bitcoin empezó a perder su valor. En menos de seis horas su precio pasó de superar 61 mil dólares por unidad a menos de 59 mil, y poco antes de las 23 horas ya se encontraba por debajo de 55 mil dólares.

Esta caída de -8.5% en menos de 24 horas se debió al nerviosismo de los tenedores de bitcoin por rumores acerca de que el Departamento del Tesoro de Estados Unidos se pronunciaría hacia medidas más proactivas y severas contra el lavado de activos en criptomonedas, además de otros elementos especulativos; incluso, las fuentes especializadas han llegado a sugerir que hubo una interrupción masiva en la provincia china de Xinjiang que afectó a los mineros de Bitcoin.

¿Es esta la prueba de que las criptomonedas son una mala inversión? No necesariamente. Más bien, es un elemento que sirve de experiencia para los tenedores sobre el alto riesgo en que incurren al invertir en este tipo de activos.

Lo primero que se debe tener en consideración es que, al igual que cualquier otro activo financiero, hay riesgos inherentes, en todos los casos asociados a elementos internos, como el exceso de endeudamiento, una administración inadecuada, y los de tipo externo, como la falta de información o la información incompleta, las operaciones de mercado con alto grado de incertidumbre y los shocks externos. Son tan multivariados que pueden ir desde un anuncio de política pública, hasta un tuit por parte de algún actor relevante.

A lo anterior debe agregarse que, en el caso específico de las criptomonedas, son valores altamente especulativos. De hecho, es parte de su naturaleza: tienen una alta volatilidad y, así como pueden derivar en altas ganancias, de la misma magnitud pueden ser las pérdidas.

En la toma de decisiones debe incorporarse que no hay una regulación específica, por lo que no hay ninguna protección legal para el tenedor, y debe realizarse una minuciosa investigación de la empresa que promociona la criptomoneda.

Lo ocurrido el pasado 17 de abril es una muestra de la volatilidad de este tipo de activos, por lo que será siempre importante que el inversionista considere una estrategia de diversificación, es decir, no sólo en criptomonedas, sino en otros instrumentos como acciones en el mercado de renta variable, bonos y certificados, que son siempre una opción con mayor seguridad y protección legal.

Con el paso de los años, la posibilidad de invertir en Bitcoins o cualquier otra criptomoneda (Ethereum, Litecoin o Ripple, entre varias) ha aumentado en términos de la facilidad de acceso a plataformas, la elevada publicidad y creciente número de brokers.

Si bien la popularidad de estos activos es creciente, en Consultores Internacionales, S.C. creemos que un modelo generalizado de transacciones en criptomonedas es improbable en el corto y mediano plazo; las regulaciones irán aumentando y con alta probabilidad podríamos observar ciberataques a algunas plataformas con mayor frecuencia.

Es innegable que seguirá la evolución de las criptomonedas y de la tecnología que se utiliza para su desarrollo (el blockchain), por lo que veremos nuevas aplicaciones y oferta de posibilidades en el futuro.

*Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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