El próximo viernes, el Inegi revelará la estimación oportuna del PIB para el cierre del cuarto trimestre de 2020 y en Consultores Internacionales, S.C. hemos estimado una caída de -7.7%, con lo que el año cerrará con una contracción en el PIB de alrededor de -9.1%. El resultado, si bien es esperado y no genera ninguna sorpresa, dadas las condiciones, de la economía nacional deberá ser un elemento para considerar en las estimaciones y previsiones de finanzas públicas en los siguientes meses y años.

Prácticamente no ha habido un componente en la economía que no haya sido afectado por la crisis económica, uno de los más importantes ha sido el consumo privado que en los primeros tres trimestres del año se contrajo 11%, lo que significó regresar a los valores identificados en 2010.

En términos de políticas públicas, el consumo privado es la base del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y del Impuesto Especial de Bienes y Servicios (IEPS). Según datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), entre enero y noviembre de 2020 se recaudaron por concepto de IVA 826 mil 262 millones de pesos (a precios de 2018), lo que significó un crecimiento de 0% respecto de lo observado en 2019 y caída de -4% respecto de 2018, cuando en el mismo periodo se habían recaudado 856 mil 474 millones de pesos (a precios de 2018). De manera similar con el IEPS, en este periodo se observó una contracción de -3.6%.

El resto de los componentes asociados a la economía y a su crecimiento, como inversión y comercio exterior, están estrechamente vinculados al aparato productivo y comercial del país, esto es, aquellos que contribuyen con el Impuesto Sobre la Renta (ISR). Según datos de la SCHP, entre enero y noviembre de 2020, se registró un aumento de 0.8% en la recaudación de este impuesto, a lo que debe considerarse que en los primeros meses del año la autoridad logró recuperar pagos extemporáneos de grandes contribuyentes por varios miles de millones de pesos.

Ante resultados moderados y a la baja en los principales ingresos tributarios y una fuerte contracción en los no tributarios, del orden de -13.9% en los primeros 11 meses del año, en total se ha registrado en los ingresos del sector público una disminución superior a mil millones de pesos respecto al año anterior.

En consecuencia, el gasto público se ha visto presionado, debiendo redireccionar hacia las consideradas áreas prioritarias, principalmente en salud y gasto social, a costa de disminuir el gasto de capital y otros asociados al desarrollo económico.

Aun así, el saldo en el balance público entre enero y noviembre de 2020 llegó a -373 mil 826 millones de pesos (a precios de 2018), 1.3 veces mayor al observado en el mismo periodo del año anterior.

Considérese que, en 2021, las condiciones económicas no serán completamente favorables, si bien, esperamos un crecimiento en la economía de entre 1.9% y 3.0%, esto no será suficiente para compensar las afectaciones observadas en 2020. Hay que recordar que se perdieron más de un millón de empresas, 650 mil empleos formales y que una buena parte de las empresas que se mantuvieron con vida operaron y posiblemente operarán con pérdida en los meses siguientes. El consumo se mostrará restringido por los bajos ingresos de los hogares y los ingresos no tributarios, principalmente procedentes de la extracción y exportación de petróleo no parecen tener una dinámica favorable, sin considerar nuevos eventos restrictivos a la producción a causa de la pandemia.

Por otro lado, el gasto público permanecerá presionado en materia de salud, asistencialismo y proyectos bandera. El horizonte luce complicado para los hacedores de política pública, que seguramente estarán pensando en nuevas estrategias de fiscalización e incluso para hacer reformas mucho más profundas, que saldrán a la luz luego de las elecciones.

*Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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