Las noticias que nos han llegado sobre el T-MEC en las últimas semanas a través de medios, redes sociales y otros, han dado pie a múltiples opiniones sobre si los modelos de negociación han sido los adecuados o si se han logrado los objetivos originalmente planteados.

Por supuesto, celebramos el debate y el análisis, lo hemos señalado en varias oportunidades y lo reiteramos, la ratificación del T-MEC constituye una fuente de certidumbre para la toma de decisiones de inversión y apoya la estabilidad y crecimiento de la economía del País.

Recordemos que de 40 mil millones de dólares que mensualmente exporta México, 80% tienen destino Estados Unidos y 3% a Canadá. En el caso de las importaciones, las participaciones son en promedio 45% Estados Unidos y 4% Canadá.

A lo largo del año, dada la naturaleza de las actividades de Consultores internacionales S.C. hemos tenido la gran oportunidad de obtener de primera mano el sentir de diferentes empresas y organizaciones al respecto, en la gran mayoría de los casos hay dos elementos a considerar: por un lado, la incertidumbre evita el desarrollo de nuevas inversiones y por otro, se percibe de manera latente la posibilidad de que sin T-MEC se ponga en riesgo la permanencia del TLCAN.

En el primer caso, existen un buen número de proyectos de inversión, en obra física, asociada a ampliaciones y compra de nuevos equipos en diversos sectores; inversiones nuevas en el sector de energía e infraestructura -que por consecuencia propiciarán la creación de puestos de trabajo-, y que se encuentran en espera de la ratificación del acuerdo para su decisión final, y por tanto literalmente están aguardando a tener certeza de las nuevas reglas del juego.

Por otro , en caso de que el T-MEC no sea ratificado se mantendría vigente el actual TLCAN; no obstante, en tiempos electorales en Estados Unidos y ante una notable necesidad de ampliar distancias, existe la posibilidad de que Estados Unidos, de la mano del presidente Trump y su grupo parlamentario tomen la decisión de abandonar el tratado, haciendo uso de los mismos argumentos por los cuales se inició esta historia del T-MEC.

Dos efectos que, en un momento en el que las expectativas de crecimiento económico para México hacia 2019 y 2020 son cada vez menores, pueden ser nocivos para el transitar de la economía mexicana. Resulta por ello importante ofrecer certidumbre a los agentes económicos.

Sin T-MEC, el invierno podría ser más largo y crudo de lo habitual, la incertidumbre que ello generaría en el corto y mediano plazo podrían ser relevantes en el ya moderado crecimiento económico esperado, en la creación de nuevos empleos y en los costos a los que se enfrentarían las empresas para continuar con sus flujos comerciales hacia el mercado más grande del mundo.

Por supuesto, es imprescindible que los diversos actores económicos hagan la tarea, al interior del país. En la más reciente encuesta de especialistas del Banco de México, los analistas evalúan que muchos de los factores que pudieran obstaculizar el crecimiento de la actividad económica son de orden interno, principalmente: incertidumbre sobre la situación económica interna, incertidumbre política interna y problemas de inseguridad pública, entre otros.

2020 se acerca y nos plantea retos que deberán superarse, es importante que los diferentes actores económicos realicen una planeación estratégica con mucha mayor rigurosidad que nunca, esa sin duda será la clave.

*Presidente de Consultores Internacionales, S.C.

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