Si desmenuzamos las cifras más recientes del secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), y las registradas desde 2017 a la fecha, queda claro que este sujeto con ínfulas de capo, conocido como El Marro (José Antonio Yépez Ortiz, 40 años), líder de una banda delictiva local (“Santa Rosa de Lima”), a la que pretendió infructuosamente convertir en cártel, sí logró criminalizar a Guanajuato, esparcir terror en toda la región a través de extorsiones, y tener una amplia base social, cooptada a punta de intimidaciones y dinero (https://bit.ly/2DmSixP), sin que nadie, ningún gobierno, por omisión, negligencia o corrupción, lo impidiera.

¿Por qué actuó así el tipo? Por lo mismo que casi todos los criminales mexicanos relevantes de los setentas para acá: por macho. Para satisfacer su ego y presentarse como el temerario que desafió no solo al despiadado Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), sino al Estado mexicano, al que huachicoleaba impunemente miles de barriles de petróleo, mientras derramaba millones de pesos (producto de ese robo de combustible, del narcotráfico, y del pago de piso) entre numerosos pobladores de la zona, a través de pequeñas obras sociales, festividades, y ayudas de diversa índole.

Durante el reinado de El Marro, sobre todo en los últimos años (2017-2020), Guanajuato se convirtió en un inmenso charco de sangre: padeció una epidemia de ejecuciones, que causaron 8 mil 872 víctimas de homicidio doloso con arma de fuego (hasta junio de este año). Sí, casi nueve mil acribillados. Para dimensionar: imagine que hay partido de futbol en el estadio del Club León, que el Nou Camp está repleto (31 mil espectadores), y que acribillan casi a una tercera parte de los espectadores. Así la masacre.

En ese mismo lapso —tres años y medio—, el total de víctimas a nivel nacional por el mismo delito fue de 80 mil 965. Es decir, que al menos uno de cada diez homicidios dolosos con arma de fuego en el país (el 10.96%) se perpetró en el Guanajuato de El Marro y El Mencho, su rival más acérrimo, el líder del CJNG.

Y cada año la violencia era peor: en 2017 hubo mil 274 víctimas de homicidio doloso con arma de fuego. En 2018 la cifra creció más del doble, hasta 2 mil 748. En 2019 creció a 2 mil 931, y este año, en seis meses, el conteo ya había llegado a mil 919 víctimas. A ese ritmo (un promedio de 319 por mes), 2020 iba a terminar como el año más brutal, con más de 3 mil 800 homicidios a balazos. Veremos qué pasa luego de su captura, si disminuyen los asesinatos con arma de fuego, o si crecen porque sus herederos si siguen matando con los del CJNG, o peor, porque se matan entre ellos para sustituir a su ex jefe, a la vez que se pelean con la gente de El Mencho.

En junio pasado, Guanajuato encabezó, por mucho, la lista de víctimas de homicidio doloso en México, con 390 personas, un crecimiento de 5.7% respecto a mayo. Eso representó 13 asesinatos por día, en promedio.

En el último año, El Marro y sus enemigos estaban desatados, violentísimos: el número de víctimas en junio, comparado con junio de 2019, tuvo un crecimiento enorme: 57.3%. Por eso se lanzaron contra él las fuerzas federales y estatales: era inadmisible que siguiera esparciendo tantas muertes.

Capturado El Marro, ahora habrá que esperar y exigir dos cosas: 1.- Que tanto el gobierno de Guanajuato como la Fiscalía General de la República sustenten debidamente las acusaciones contra el señor, sus cómplices y sucesores, a fin de que no vayan a quedar libres, como sucedió, por ejemplo, con tantos presuntos sicarios del caso Ayotzinapa. Y 2.- Que capturen pronto a El Mencho y sus principales secuaces, responsables de la mitad de los charcos de sangre guanajuatenses…

jp.becerra.acosta.m@gmail.com

Twitter: @jpbecerraacosta

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