La existencia del México obradorista ya no nos sorprende, estamos acostumbrados a ese fervor masivo que genera el Presidente (aunque muchas veces sea inexplicable), pero lo del México claudista sí me parece muy impresionante. De acuerdo a la más reciente encuesta de EL UNIVERSAL (https://is.gd/VIJTet), publicada el miércoles pasado, si las elecciones fueran hoy Claudia Sheinbaum (50%) le daría una paliza a Xóchitl Gálvez (20%), que tendría un porcentaje menor al que logró el panista Ricardo Anaya en 2018 (22%) y apenas tres puntos porcentuales (3.6) por encima de lo obtenido por el priista José Antonio Meade.

Faltan ocho meses para la elección presidencial y ciertamente en los procesos electorales puede ocurrir cualquier cosa, pero 30 puntos parecen irremontables. Es como si el efecto Xóchitl se hubiera difuminado luego de la pujanza que mostró en el momento de su exitosa irrupción en la contienda, y como si se hubiera congelado después del furor que logró al concluir la primaria opositora.

Ahora bien, ¿por qué hay semejante distancia abismal entre Claudia y Xóchitl? En primer lugar porque, contra lo que podría pensarse acerca de algunos grupos poblacionales considerados como “conservadores”, absolutamente todos optan por Sheinbaum, y lo hacen de forma rotunda. Revisemos los números: 1.- Por más del doble, las mujeres prefieren a Claudia (47%) que a Xóchitl (23%). 2.- Los hombres también, casi por el triple (52% contra 18%). 3.- Los más jóvenes (18 a 29 años), por más del doble (48% contra 19%). 4.- La gente de mediana edad (30-45 años) quiere a la morenista con un margen de casi el triple de distancia (48% contra 17%). 5.- Las personas maduras y otoñales (46 a 59 años), lo mismo, con amplitud (49% contra 27%). Y 6. Los demás seres otoñales e invernales (60 o más años) quieren a Claudia de forma abrumadora (56% contra 21%), presumiblemente en agradecimiento por las pensiones del gobierno federal.

Si lo medimos por escolaridad, ocurre algo similar: A) Por más del doble, la gente que tiene estudios primarios quiere a Sheinbaum (48% contra 21%). B) Las personas con secundaria, también (47% contra 27%). Los ciudadanos con preparatoria la escogen más ampliamente (57% contra 13%), con una distancia de más de cuatro veces. C) Y la sorpresa: las personas con licenciaturas o posgrados optan por Claudia con más del doble de ventaja (48% contra 20%), lo que derrumba el cliché de que, a más formación académica, menos apoyos al movimiento encabezado por AMLO.

¿Qué otro problema enfrenta Xóchitl? Su mala imagen y la muy buena consideración ciudadana respecto a Claudia, que tiene un tremendo saldo entre opiniones positivas y negativas de +39, en tanto que Gálvez tiene un pesado -2 que es una montaña encima comparado con lo de Sheinbaum.

Punto a favor de la opositora, al menos como espacio de oportunidad, apenas la conoce el 47% de la población, lo cual implica que si en los próximos meses logra posicionarse como alguien que genera atracción política y confianza (como una buena candidata, pues), hasta llegar el 95% de conocimiento, que es lo usual en una elección presidencial, y en ese periodo se desgasta Sheinbaum (a ella la conocen ya casi siete de cada diez mexicanos, el 68%), entonces podría volverse competitiva.

Pero en su war room deben de entender que no será fácil. Mire esta pregunta y las respuestas: “¿Por cuál candidato y candidata NUNCA votaría?” En primer lugar, con 42%, la gente refiere a Xóchitl. Muy-muy lejos, con 12%, aparece Claudia.

Qué duro. Pero eso no es todo: la reputación de los partidos que la postulan también está por los suelos: las marcas PRI (-42), PAN (-26) y PRD (-25) están quebradas. En términos de marketing, no venden. Morena -agárrese- tiene un brutal balance positivo de +57 que no recuerdo ni en los mejores momentos del PRI como partido de Estado. Vaya sorpresa con el México claudista…

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