El Instituto para la Medición y Evaluación de la Salud (IHME, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Washington, con sede en Seattle, que mide y calcula el comportamiento de la pandemia en la mayoría de los países afectados, ha proyectado que el 1º de octubre, México podría tener 88 mil 160 muertos por Covid-19.

La cifra puede parecer exagerada, pero no lo es: en junio se reportaron 17 mil 839 muertes por coronavirus. Un promedio diario de 594. Hasta hoy, llevamos casi 30 mil muertes confirmadas (29 mil 843 hasta ayer). Para que esa proyección se cumpla, de aquí al 30 de septiembre se tendría que reportar un promedio de 651 muertes cada día… apenas 57 más del promedio reportado en junio.

De acuerdo a otra gráfica del IHME, las proyecciones marcan que, si de aquí a octubre predominan medidas de flexibilización y movilidad general, las muertes por SARS-Cov-2 podrían llegar a 151 mil 432. En el peor rango, hasta 223 mil 408.

Por el contrario, si hay medidas restrictivas y uso masivo de tapabocas, podrían ser únicamente 79 mil 751 muertes, con un nivel de 61 mil 079 en el rango más bajo (https://covid19.healthdata.org/mexico).

Entrevisté vía Zoom al doctor Raúl Lozano, Director de Sistemas de Salud del IHME, para hablar del “crecimiento exponencial” del caso México:

1.- La pandemia ha ido incrementando su contagio porque se dio prioridad a no saturar los hospitales, lo que está muy bien, pero se descuidó el aislamiento de los casos no graves, y no se realizaron pruebas masivas para detectar portadores asintomáticos, que probablemente contagiarán a más gente. “El monitoreo no se ha hecho como debiera de hacerse. Le dimos tanta importancia al paciente grave para evitar muertes, que se nos olvidó salvar vidas… antes de que se pongan graves”, me dijo el doctor de origen mexicano.

2.- Fue precipitada la conclusión del confinamiento. Debió extenderse: “Pareciera que había que cumplir la fecha a rajatabla. Me queda muy claro que era muy fuerte la presión económica. Me parece que faltó análisis, faltó reflexión. Yo sí hubiera extendido el distanciamiento social.”

3.- El tapabocas hace la diferencia. “El número de vidas que se puede salvar usando el cubrebocas y detectando contagios a tiempo es vital. Propondría que los funcionarios se hicieran la prueba y que usaran el cubrebocas como ejemplo para toda la población. Con su uso apropiado podríamos bajar hasta tener 60 mil muertes (28 mil menos de las 88 mil proyectadas).”

4.- Se requiere una nueva cuarentena de 42 días. “No es nada más el cubrebocas, es meterse la idea de que tenemos que hacer una cuarentena severa de seis semanas para acompañar el proceso, porque si dejamos al tapabocas solito, no es suficiente.”

En política, a veces surgen ocasiones para rectificar a tiempo. Con las calles llenas de gente que no guarda sana distancia, que no usa cubrebocas, que no cree en el virus, en un país poblado por millones de sedentarios, obesos, hipertensos, fumadores y diabéticos, el Presidente, con su ejemplo, podría ayudar a salvar hasta 28 mil vidas: Andrés Manuel López Obrador debe usar tapabocas y el doctor Hugo López-Gatell también. El primero se lo puede quitar al hablar en las mañaneras y el médico al hacer lo propio en las tardes, pero el resto de sus tiempos públicos deben usarlo y fomentar el uso masivo de dicha prenda.

Supongo que salvar 28 mil vidas es más importante para ambos que cualquier terquedad machista, que cualquier ego trip, que cualquier pose para encerar la imagen de “la investidura presidencial”. De otra manera, tal vez en su informe del 1º de diciembre AMLO tenga que dar cuenta de que, ese día (ojalá que no), ya hay más de 223 mil muertes. Y López-Gatell, él, lamentablemente, estaría muy descompuesto…

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