El pasado 29 de julio, el presidente Andrés Manuel López Obrador firmó un decreto para reforzar las acciones de acceso al agua potable en la Zona Metropolitana de Monterrey. Dicha disposición plantea dirigir recursos para acelerar y aumentar la infraestructura hídrica de Monterrey.

Estas acciones inmediatas son indispensables y necesarias ante la actual crisis, pero no podemos reducir las soluciones a trabajos correctivos. Es necesario rescatar, mantener y mejorar toda la red de infraestructura hídrica, no sólo en Monterrey sino a nivel nacional.

Entre las principales acciones que urge ejecutar se encuentran: sanear todos los cuerpos de agua, tecnificar y hacer más eficiente la producción agropecuaria y reducir nuestra huella hídrica, entre otros. No son estrategias sencillas, puesto que no basta con resolver problemas actuales sino generar un marco legislativo, ejecutivo y cultural para los próximos 50 años, cuando los fenómenos meteorológicos serán más abundantes y severos.

¿En dónde estamos parados actualmente? En el México urbano, 1 de cada 3 personas no tiene servicios de agua potable, drenaje y saneamiento de manera continua. Si este hecho ya es alarmante, en el campo se pone peor, pues dos terceras partes de la población rural carece de dichos servicios.

Hay una brecha importante en cuanto al aprovechamiento del agua, pero también en cómo gestionar el agua que ya utilizamos. Por ejemplo, menos del 60% del agua residual es tratada y manejada adecuadamente. Por si eso fuera poco, la Red Nacional de Medición de la Calidad del Agua ha señalado que más del 50% de los ríos en México están contaminados.

No sólo los cuerpos de agua están sucios. De acuerdo con CONAGUA, alrededor del 50% del agua que llega hasta nuestros grifos tiene algún tipo de contaminación, lo que provoca que diariamente mueran cientos de mexicanos por enfermedades gastrointestinales asociadas al agua y el saneamiento.

Una oferta que se ha presentado como alternativa ante la contaminación del agua que llega a nuestro grifo son los negocios de venta de agua para consumo humano, comúnmente llamados “rellenadoras”. Diversos estudios han confirmado la presencia de bacterias fecales hasta en el 70% de las muestras. Esto quiere decir que muy probablemente alguna de las opciones de agua para consumo que tenemos en nuestra casa presenta algún tipo de contaminación.

A nivel nacional existen más de 514 mil concesiones y más de 150 acuíferos sobre explotados, aun así, se ha hecho público que mucha gente extrae y aprovecha el agua sin contar con concesión alguna y los esfuerzos para contener el “huachicol de agua” han sido a cuentagotas.

Volviendo al tema de la crisis del agua en Monterrey, una de las soluciones que se han planteado, aparte de clausurar y sancionar a quienes la extraen ilegalmente, es quitarle agua al que tiene para dársela al que no. Si bien esto suena muy romántico, deja al descubierto los abusos que existen alrededor de un recurso tan preciado, y deja de lado el costo de tener agua de calidad, y de mantener la infraestructura y el medio ambiente para que su explotación se haga de manera sustentable.

Hoy más que nunca urge hacernos consientes de la calidad del agua que necesitamos para vivir. Requerimos urgentemente políticas y acciones con visión a futuro que cambien nuestra manera de gestionar el agua. Un decreto no basta.

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Presidente de la Asociación Mexicana para la Correcta Hidratación AC ( Agua en México)
 

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