Hace menos de 3 días llegó al Senado la iniciativa que expide la Ley en Materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión enviada por la presidenta de México, en ese lapso ha pasado todo esto:
Primero, las Comisiones Unidas De Radio, Televisión y Cinematografia; De Comunicaciones y Transportes; y De Estudios Legislativos (todas presididas por senadores de Morena), emitieron el dictamen y lo sometieron a votación, es decir, “estudiaron” y “analizaron” la iniciativa de casi 300 páginas para redactar un dictamen en sentido positivo para que se votara en comisiones y pudiera pasar al Pleno, todo, en menos de 24 horas;
Segundo, se llevó a cabo la Reunión de Comisiones Unidas en donde el excandidato presidencial Ricardo Anaya exhibió varios riesgos a la democracia y a la libertad de expresión, pues la iniciativa contiene disposiciones que dan facultades al gobierno para censuar a los medios de comunicación y las plataformas digitales;
Tercero, los ciudadanos nombraron esta ley como #LeyCensura y la colocaron como tendencia - hasta este momento sigue en el primer lugar – con más de 300 mil interacciones, manifestándose en las redes sociales por el temor a que las voces críticas en México sean silenciadas;
Cuarto, la presidenta Claudia Sheinbuam en la mañanera del 25 de abril, pidió a los legisladores, analizar el contenido de la iniciativa y corregir lo que se puede interpretar como herramienta de censura pues, dice, ese no era el objetivo de la iniciativa. Derivado de esa instrucción, los senadores han decidido posponer la discusión y votación en el Pleno de este Proyecto.
Ahora me surgen dos preguntas, presidenta: ¿Firmó y envió una iniciativa al Senado sin revisarla y analizarla? ¿O, simplemente, su plan siempre fue tener facultades de censura, esperando que nadie lo notara y para eso aceleraron - y violaron - el proceso legislativo? Cual sea la respuesta sería indignante y aterrador para nuestra vida democrática, pero quisiera saberla.