Jovany Hurtado García

Lilly Téllez Gutiérrez de Estrada

Jovany Hurtado García
28/08/2025 |00:00
Jovany Hurtado
Autor de OpiniónVer perfil

Era el año de 1863 los conservadores mexicanos se encontraban derrotados después de la Guerra de Reforma, las leyes aprobadas habían modificado la forma del Estado, se empezaba a gestar en el imaginario la idea de la patria y Juárez se convertía en el personaje que encarnaba la soberanía y representaba a las instituciones. Un escenario así era complejo de vencer. El único recurso fue buscar en el exterior el apoyo que no se tenía en el interior. Una comitiva encabezada por José María Gutiérrez de Estrada pidió a Maximiliano de Habsburgo que viniera a gobernar a México, lo cual culminó en mayo de 1964 con su llegada, respaldado por los conservadores y las naciones a las que se les debía. Lo que siguió: una guerra que volvió a ganar Juárez y que generó un daño brutal a México.





Ahora, cito el inicio de El dieciocho brumario de Luis Napoleón Bonaparte de Karl Marx: “la historia se repite dos veces, primero como tragedia y después como farsa.” La frase sirve para entender a una oposición que retorna a su pasado: recicla una idea que muy difícilmente le dará algún resultado.

Es el año de 2025 los conservadores mexicanos se encuentran derrotados después de las elección de 2024, no han podido encontrar un discurso y a los personajes que les permitan recuperar la legitimidad frente a ciertos sectores de la sociedad, su esperanza se encuentra en aliados fuera de México, en específico se han refugiado en el discurso de Donald Trump.

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En días recientes Lilly Téllez, periodista mexicana, dio una entrevista a Fox News donde mencionó: “es absolutamente bienvenida la ayuda para acabar con los cárteles, para combatir a los cárteles en México y ese es el sentir de la mayoría de los mexicanos. Los únicos a quienes no les gusta que el presidente Trump envié e intenté ayudarnos a los mexicanos contra los cárteles son los narco-políticos.”

Vivimos el tiempo de la farsa. Lilly Téllez busca la ayuda de un extranjero, no para beneficiar a México sino para buscar respaldo a sus intenciones presidenciales. Sabe que su capacidad política y técnica no son prominentes, por eso, de manera constante, recurre a la descalificación, el espectáculo circense y el insulto para posicionarse mediáticamente, no como una política profesional con agenda, ideas y respaldo popular sino como una influencer de la política que ve como sus absurdos se reproducen una y otra vez en las redes sociales.

Lilly Téllez debería de agregar a su nombre los apellidos Gutiérrez de Estrada, precisamente porque encarna ese pasado donde los conservadores buscaban ayuda en el exterior, no tenían proyecto ni ideas y no gozaban del respaldo popular. No les importaba dañar a México con tal de retornar al poder.

Cuando pensamos en personajes sin preparación política ni proyecto es cuando entendemos por qué se tiene que revisar la representación proporcional. La llegada de personas sin arraigo social hace que no tengan la responsabilidad de rendirle cuentas a nadie, no estén preparados y su presencia dañe el oficio político.

Sería bueno que Lilly Téllez Gutiérrez de Estrada, mientras viva del presupuesto, eleve el nivel político, se deje de actos circenses y se prepare. Sería conveniente que estudiara y se informara, quizá así lograría conocer que el problema de narcotráfico y violencia en América Latina tiene mucho que ver con la falta de acción al interior de los Estados Unidos, como representante del Senado debería pedirle a Trump que intervenga en su país y ponga orden, así ayudaría mucho a solucionar los problemas ocasionados por el narcotráfico.

Hasta aquí Monstruos y Máscaras…

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