No es normal que un funcionario público se enriquezca de la noche a la mañana. No es casual que sus propiedades y dinero en el banco sean mayores que sus ingresos -como gobernador tuvo un sueldo de 12.2 millones de pesos y en su declaración patrimonial reportó bienes por 195 millones de pesos-. Es extraño que uno de sus ranchos haya acaparado ilegalmente 700 mil metros cúbicos de agua y no existan consecuencias legales. Lo vergonzoso es que amparado por la corrupción, con la que compró voluntades, haya mantenido la impunidad, apoyado por la gobernadora, quien forma parte de las personas a las que compró y corrompió a través de la “nómina secreta”. Lo patético de todo es ver al corrupto libre, declarándose víctima de persecución política y bailando de forma ridícula, ya no solo burlándose de la justicia sino de cientos de mexicanos que fueron afectados por el desfalco al erario.

César Duarte es el prototipo del político corrupto de nuestro país. Su imagen se parece a la descrita por Jorge Ibargüengoitia en “La ley de Herodes”. El priista no solo se enriqueció, sino que, también, utilizó el presupuesto para despilfarrarlo en banalidades como el sillón utilizado por el Papa Francisco en su visita a Ciudad Juárez y que fue localizado en su rancho “El Saucito”. Se sintió dueño de Chihuahua, utilizó los recursos de manera discrecional. Compró voluntades, corrompió al poder judicial y legislativo, y logró, ya prófugo, imponer a la actual gobernadora, María Eugenia Campos, quien descaradamente dejó de investigar y presentar pruebas en Estados Unidos, para que su líder quedará libre, anduviera paseándose y bailando en antros. Su descaro llegó al extremo de llamar a conferencias de prensa para presentarse como víctima, lo peor es que los medios, que se encuentran en la nómina del gobierno de Chihuahua, le dieron espacio y vendieron la imagen de un perseguido político. Prefirieron atacar e inventar delitos a Javier Corral, quien de manera decidida denunció, investigó y recuperó parte del dinero robado, pero en México la justicia funciona al revés: se protegió al corrupto y persiguió a quien buscaba justicia para Chihuahua.

César Duarte es acusado de desviar recursos públicos hacia una red de empresas fachadas y prestanombres que le sirvieron para triangular recursos que utilizaba de manera personal. El cambio en la Fiscalía General de la República empieza a dar resultados, con la detención de Duarte se termina con la impunidad de muchos políticos que usaron su dinero e influencia para que la justicia no los tocara.

Para la discusión: sería conveniente que se investigará a la gobernadora de Chihuahua, no es casual el silencio que ha guardado ante la corrupción de Duarte; el PRI y PAN se representan de cuerpo entero ante el silencio que han guardado estos días, es más se han atrevido a nombrar como su representante a Francisco Cabeza de Vaca, quien tiene una investigación en su contra. Esta es la principal causa por la cual, ambos partidos, perdieron el apoyo entre el electorado y están más cerca de su extensión que de regresar al poder, es algo que Morena debería de aprender y corregir si es que no quiere tener el mismo destino.

Ernestina Godoy empieza con el pie derecho, ojalá sea el inicio de una manera eficaz de aplicar a ley, esperamos que César Duarte se quede en prisión, que no finja enfermedades porque en las calles de Chihuahua demostró estar muy sano para bailar y reunirse con sus amigos, y ojalá que la gobernadora sea investigada y asuma sus responsabilidades.

Hasta aquí Monstruos y Máscaras…

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