La guerra de Rusia contra Ucrania amenaza con crear una ola de hambre mundial. Debemos facilitar urgentemente que Ucrania exporte sus cereales a través del Mar Negro. También vemos una "batalla de narrativas" en torno a las exportaciones de granos y fertilizantes rusos. Aunque nuestras sanciones no se dirigen a estas exportaciones, estamos dispuestos a trabajar con la ONU y nuestros socios para evitar cualquier impacto no deseado en la seguridad alimentaria mundial.

Para evitar una calamidad alimentaria mundial, la máxima prioridad sigue siendo detener la guerra y sacar a las tropas rusas de Ucrania. Este es el objetivo del apoyo masivo de la UE a Ucrania y de las medidas restrictivas que estamos aplicando con nuestros aliados contra el régimen de Putin. Sin embargo, nunca hemos apuntado a las exportaciones rusas de productos agrícolas y fertilizantes. Las sanciones de la UE no prohíben a Rusia exportar ningún producto agrícola, ni el pago de dichas exportaciones rusas, ni el suministro de semillas, siempre que las personas o entidades sancionadas no estén implicadas. Las sanciones de la UE tampoco tienen aplicación extraterritorial, es decir, no crean obligaciones para los operadores no comunitarios, a menos que sus negocios se realicen parcialmente dentro de la UE.

Ucrania, uno de los "graneros" más importantes del planeta 

Durante décadas, Ucrania ha sido, en efecto, uno de los "graneros" más importantes del planeta. Hoy, las tropas de Putin bombardean, minan y ocupan tierras de cultivo de Ucrania, atacan equipos agrícolas, almacenes, mercados, carreteras, puentes y bloquean los puertos de Ucrania, impidiendo la exportación de millones de toneladas de granos a los mercados mundiales. Rusia ha convertido el Mar Negro en una zona de guerra, bloqueando los envíos de granos y fertilizantes desde Ucrania, pero también afectando a la navegación mercante rusa. Rusia también está aplicando cuotas e impuestos a sus exportaciones de grano. La decisión política consciente de Rusia es instrumentalizar estas exportaciones y utilizarlas como herramienta de chantaje contra cualquiera que se oponga a su agresión.

Incluso antes de la guerra de Putin contra Ucrania, estábamos perdiendo terreno en la lucha mundial contra el hambre. Ahora, esta guerra injustificada y no provocada pone al mundo en peligro de una hambruna que afectará a cientos de millones de personas. Según el , 1.200 millones de personas -una de cada seis de la población mundial- viven en países que están gravemente expuestos a una "tormenta perfecta": la combinación de la subida de los precios de los alimentos, el aumento de los precios de la energía y el endurecimiento de las condiciones financieras.

Durante varias décadas, el hambre estaba disminuyendo y la comunidad internacional se había comprometido a acabar con ella a nivel mundial para el 2030 con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) adoptados en 2015. Sin embargo, desde entonces, el número de personas desnutridas ha dejado de disminuir y la pandemia del COVID-19 ha empeorado mucho las cosas. El Programa Mundial de Alimentos (PMA) estima que esta cifra ha pasado de 132 millones de personas antes de la pandemia del COVID-19 a 276 millones a principios de 2022 y a 323 millones en la actualidad.

La guerra de Putin tiene importantes consecuencias para muchos países de bajos ingresos y para el Programa Mundial de Alimentos (PMA), que ya ha tenido que reducir sus intervenciones en varias regiones. Nunca los precios por la comida han sido tan altos. Muchos expertos advierten que lo peor está por llegar si las exportaciones ucranianas siguen bloqueadas por Rusia hasta la próxima cosecha. Entretanto, varios países han introducido restricciones unilaterales a sus propias exportaciones agrícolas, mientras otros tratan de acumular reservas, lo que agrava los problemas en los mercados mundiales. El aumento de los costes de la energía y la pérdida de suministro de fertilizantes han hecho que los precios de los fertilizantes suban incluso más rápido que los de los alimentos. Por ello, el precio del arroz, el alimento básico más consumido en el mundo, que hasta ahora tiene precios bajos, podría aumentar considerablemente y la producción mundial de alimentos podría no ser capaz de satisfacer la creciente demanda. La ONU ha advertido de "una catástrofe alimentaria de proporciones mundiales en 2023".

Una urgencia absoluta para actuar 

Es absolutamente urgente actuar. La Unión Europea, junto con nuestros 27 Estados miembros europeos, estamos reuniendo ayuda de emergencia. Como Equipo Europa, hemos prometido 1.000 millones de euros para las regiones del Sahel y el Lago Chad y más de 600 millones de euros para el Cuerno de África. Hemos puesto en marcha un mecanismo alimentario de 225 millones de euros para ayudar a nuestros socios del norte de África, la región más dependiente de los suministros de alimentos procedentes de Ucrania y Rusia. De manera más estructural, también gastaremos 1.500 millones de euros para ayudar a desarrollar sistemas alimentarios sostenibles en la vecindad oriental y meridional de Europa, los Balcanes occidentales y Turquía, hasta 2024.

También estamos actuando en el seno del G7, el G20, el Banco Mundial y el FMI para aumentar sus compromisos con los países más necesitados a través del apoyo financiero de emergencia, el alivio adicional de la deuda, la emisión de nuevos Derechos Especiales de Giro y otros instrumentos. Apoyamos plenamente los esfuerzos realizados en esa dirección por el Secretario General de la ONU en el marco del Grupo de Respuesta a la Crisis Mundial.

Una batalla de narrativas 

Somos plenamente conscientes de que existe una "batalla de narrativas" en torno a esta cuestión de la guerra de Putin y de las sanciones contra Rusia. El Presidente de Senegal, Macky Sall, que preside la Unión Africana, ha hablado en particular de las dificultades que encuentran los países africanos en este tema tras su reciente encuentro con Vladimir Putin en Sochi y en la reunión ministerial de la OCDE. Hablé de este tema con Aissata Tall Sall, el Ministro de Asuntos Exteriores de Senegal; me reuní también con la Secretaria General de la UNCTAD, Rebeca Grynspan, y hablé con el Secretario General Adjunto de la ONU, Martin Griffiths, ambos encargados de las negociaciones patrocinadas por la ONU sobre la facilitación de las exportaciones de cereales y fertilizantes fuera de Rusia y la reapertura de las rutas de exportación de los cereales ucranianos. Igualmente me reuní con los embajadores ante la ONU del grupo africano tras mi intervención en el

Aseguré a todos mis interlocutores que estamos dispuestos a trabajar con la ONU y los socios para prevenir cualquier impacto no deseado de nuestras sanciones sobre la seguridad alimentaria mundial. Estamos en estrecho contacto con la ONU para estudiar cuestiones como la evasión del mercado y el sobre cumplimiento, que podrían afectar a las compras de cereales o fertilizantes rusos. Estamos dispuestos a discutir estos asuntos a través de expertos para identificar obstáculos concretos, incluidas las posibles dificultades en los pagos, y trabajar para encontrar soluciones. También he dado instrucciones a los embajadores de la UE en nuestros países socios africanos para que discutan con las autoridades todos los aspectos relevantes de la situación actual de los pagos.

Diferenciar los problemas concretos de la desinformación del Kremlin 

Insté a mis interlocutores africanos a diferenciar entre los problemas concretos y la desinformación del Kremlin. Cuando la maquinaria propagandística rusa afirma que somos responsables de la crisis alimentaria, esto no es más que una cínica mentira, como muchas otras que esa maquinaria lleva difundiendo desde hace muchos años. El cinismo de esa postura quedó al descubierto cuando Rusia bombardeó el segundo mayor silo de granos de Ucrania en Mykolaiv, apenas un par de días después de que el Presidente Sall hablara con el Presidente Putin en Sochi. Todos los que quieren limitar la crisis alimentaria mundial deberían, sobre todo, ayudarnos a aumentar la presión sobre Rusia para que detenga su guerra de agresión.

Mientras tanto, seguimos ayudando a Ucrania a exportar productos agrícolas por otras rutas que no sean el Mar Negro, a través de nuestro "Plan de Acción de Carriles de Solidaridad". Estamos trabajando con los agentes del mercado para poner a disposición más equipos rodantes de carga, buques y camiones. Estamos facilitando los controles fronterizos de los productos agroalimentarios, y pondremos a disposición para los cereales ucranianos las instalaciones de almacenamiento de nuestros Estados miembros. Al igual que hicimos el pasado mes de marzo con la red eléctrica, debemos acelerar la integración de la red ferroviaria ucraniana con el sistema europeo, aunque ciertamente esto plantea dificultades debido a las diferencias de ancho de vía.

El imperativo de permitir la reanudación de las exportaciones ucranianas por barco 

Sin embargo, debemos afrontar los hechos: ninguna de estas alternativas puede proporcionar un flujo suficiente de exportaciones a corto plazo. Por lo tanto, es imperativo permitir la reanudación de las exportaciones ucranianas por barco. Estamos trabajando estrechamente con la ONU para enfrentar esta situación, y la UE y sus Estados miembros están dispuestos a hacer su parte de las acciones necesarias para lograrlo. Esperamos que se pueda encontrar una solución en los próximos días. No hacerlo amenaza con provocar una catástrofe alimentaria mundial – el hambre de Putin y de sus pocos aliados.

Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad / Vicepresidente de la Comisión Europea 

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