¿Por qué los especialistas a lo largo de este año en nuestro país estiman que hasta un millón de trabajadoras y trabajadores perderán sus empleos del sector turístico?

Fundamentalmente por dos razones: por un lado, por las restricciones que esta pandemia provoca a la movilidad; y por otro, la profunda crisis económica y el menor ingreso que ya están teniendo millones de familias en México y en el mundo.

En el caso de la movilidad, las restricciones serán mayores mientras no se cuente con una vacuna. Tan solo en abril, la llegada de turistas extranjeros se desplomó en Cancún casi al 100%, y en Los Cabos y Puerto Vallarta se redujo al menos un 90%, comparado con 2019.

La caída del turismo en el mundo puede llegar a ser de hasta el 80%, y esto significa que se perderán entre 100 y 120 millones de puestos de trabajo.

En nuestro país prácticamente la mitad de la caída del PIB para este 2020, será consecuencia de las gigantescas pérdidas del sector turismo. Así, partiendo de la base (desde mi perspectiva muy conservadora), de que la economía mexicana pueda caer en cerca del 7%, el PIB turístico lo hará en 3.8%, lo que equivale a construir 11 trenes Maya, y a perder 170 millones de pesos, ¡cada hora!

Los efectos serán más brutales si se abandona a su suerte a este sector.

Bajo estas realidades la recuperación podría empezar hasta el año 2023, y para estas fechas, ya habrán quebrado miles de micro, pequeñas y medianas empresas, y habrán perdido sus empleos millones de familias; y dado que una crisis de esta magnitud no tiene precedente en nuestra historia reciente, la mayor incertidumbre afectará aún más a la inversión.

La competencia en el mundo por los destinos turísticos será más despiadada que nunca, y la promoción desmantelada en nuestro país al arranque de este gobierno, será un factor decisivo que juega ya en contra nuestra.

Y mientras esta tragedia de magnitudes inimaginables avanza a ritmo acelerado; la resistencia por acompañar un programa económico robusto tanto para la emergencia como para la recuperación, sigue enfrentando el mayor de los desprecios en el cajón de los “otros datos”.

Salvar al menos un millón de empleos los próximos meses nada tiene que ver con privilegios, ni prebendas, sino con la vida, el presente, y el futuro de miles y miles de jóvenes, mujeres, hombres y también de sus familias.

Y si ninguna de estas realidades es suficiente para acciones coordinadas y urgentes, al menos este gobierno deberá saber que el fisco mexicano dejará de recaudar más de 100 mil millones de pesos, el equivalente al 90% del presupuesto destinado este año al Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI).

Esta sería ya razón suficiente para construir respuestas coordinadas y urgentes, y para muestra basta un botón.

En Francia ya está previendo que entre julio y agosto sus connacionales podrán salir a vacacionar, por ello invertirán en el sector turístico alrededor de 18 mil millones de euros, para que la mayoría de ellos viajen en el territorio nacional, siendo una estrategia para ayudar a un sector que aporta unos dos millones de empleos y casi el 8% del PIB.

Si las puertas se mantienen cerradas a nivel federal, es hora de construir con los gobiernos estatales y municipales, con los congresos locales, y con todos aquellos que dependen de estas cadenas de valor. Es la hora de cerrar filas para no dejar morir a uno de los más nobles, talentosos y estratégicos sectores de nuestro país, y que hoy es más indispensable que nunca.

Senadora de la República
Partido Acción Nacional

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