Sin diálogo imposible construir comunidad; sin diálogo imposible ejercer un poderoso y asertivo liderazgo; sin diálogo imposibles lo buenos resultados para las mayorías; sin diálogo imposible la colaboración; sin diálogo imposible sacar lo mejor de nuestras fortalezas; sin diálogo imposible hacer justicia; sin diálogo imposible la certeza y la confianza.

Sin diálogo imposible respetar la disidencia como un derecho; sin diálogo imposible dejar de amenazar; sin diálogo imposible dar espacio a otras agendas; sin diálogo imposible esperar comprensión o al menos consideración para muchos otros; sin diálogo imposible acercarse a la realidad; sin diálogo imposible reconocer los logros de esos otros con quienes nunca se dialoga.

Sin diálogo imposible escuchar las realidades, sin diálogo imposible evitar escalar cualquier conflicto; sin diálogo imposible acortar las distancias. Porque sin diálogo no existe el “nosotros”, sólo caben el tú y el yo confrontados y enemigos.

Sin diálogo imposible corregir caminos equivocados o afianzar aquello que transita en la vía adecuada; sin diálogo imposible la construcción de paz; sin diálogo imposible la gobernabilidad; sin diálogo imposible planear a corto, mediano y largo plazo; sin diálogo imposible construir puentes y derribar muros; sin diálogo imposible acortar los márgenes del odio y la confrontación.

Sin diálogo imposible salvaguardar los andamiajes de la democracia; sin diálogo imposible sentarse en una misma mesa; sin diálogo imposible mirar a los otros como aliados para causas que lo requieren; sin diálogo imposible la resolución de conflicto alguno; sin diálogo imposible la certeza; sin diálogo imposible ser atractivos para la inversión productiva; sin diálogo imposible la creación de empleos y la recuperación económica tan urgente y anhelada.

Sin diálogo imposible escuchar; sin diálogo imposible la humildad; sin diálogo imposible respetar a los otros; sin diálogo imposible enfrentar de mejor manera está trágica pandemia; sin diálogo imposible acercarse; sin diálogo imposible gobernar para todos; sin diálogo imposible la inclusión; sin diálogo imposible aceptar la diversidad.

Sin diálogo es imposible la empatía y la capacidad para entender al otro; sin diálogo imposible ejercer la política y construir un mínimo de acuerdos aún dentro de grandes diferencias.

Sin diálogo imposible pensar siquiera en propósitos comunes; sin diálogo imposible sumar talentos y fortalezas; sin diálogo imposible resolver los desafíos; sin diálogo imposible evitar que nuevos frentes se abran cada día; sin diálogo imposible la tolerancia; sin diálogo imposible el respeto al ejercicio de las libertades.

Sin diálogo imposible el poder de la palabra; sin diálogo imposible dejar de destruir; sin diálogo imposible aminorar el sufrimiento evitable; sin diálogo imposible evitar el rompimiento.

Porque cuando el diálogo se considera rendición, entonces solo queda una voz que no espera retorno porque no cree valiosos a los otros, así sean aquellos que mostrando su mejor voluntad, quieren y piden dialogar para construir soluciones y avanzar.

Por estas y muchas otras razones, urge el diálogo, porque de otra manera se va a profundizar la incipiente balcanización en el país.

Carlos Castillo Peraza decía: "La democracia es el procedimiento que legitima a la autoridad. Sin justicia electoral difícilmente habrá justicia civil penal. Ni siquiera tenemos el marco social que permita la emergencia del rostro del otro. Ese marco se llama institucionalización del diálogo".

"No hay justicia (misericordia ante el derecho del otro y su rostro de desnudez humana), sin democracia (mundo de la libertad donde se expresen esos rostros). Este es el plus fundamental: ver y escuchar, ser interpelado por el rostro del otro".

Senadora de la República

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